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SANGÜESA MONUMENTAL

La ciudad de Sangüesa se encuentra enclavada en la Zona Media de Navarra, ocupa una posición singular de paso entre las primeras sierras pirenaicas y la depresión del valle del Ebro, por ella pasa el río Aragón. Limita al norte con las localidades de Lumbier, Liédena y Javier; al sur con la Sierra de Peña; al oeste con Aibar y al este con la provincia de Zaragoza.

Los orígenes de Sangüesa se remontan a las Edades del Bronce y del Hierro, conservando importantes restos romanos. La primitiva Sangüesa (Sangüesa la Vieja) quedaba emplazada sobre un montículo (actual villa de Rocaforte), frontera con los musulmanes en el siglo IX.

El rey navarro-aragonés Alfonso I el Batallador fomentó un nuevo núcleo de población en el llano, surgiendo Sangüesa la Nueva, al que concedió en 1122 el Fuero de Jaca.

La villa de Sangüesa la Nueva tuvo una gran importancia estratégica, económica y social en la ruta jacobea procedente de Somport. Se estructuró siguiendo la dirección del puente, a modo de fortaleza, con rúas paralelas y perpendiculares, cercado de murallas con torres (Sangüesa frecuentemente se encontraba involucrada en las guerras navarro-aragonesas en defensa de las fronteras) y portales en cada uno de los puntos cardinales.


El rey navarro Luis de Hutín, Luis X de Francia (1314-1316), concedió privilegios a los sangüesinos vencedores de la batalla de Vado Luengo o del Vado de San Adrián (1312), y que en su escudo blasonasen los símbolos de la victoria, así como poder lucir en procesiones y actos públicos el estandarte real de Aragón ganado en batalla.

Sangüesa llegó a tener hasta cinco parroquias y cuatro conventos de frailes. En el Palacio de Viena se hospedaron con frecuencia reyes y príncipes y se celebraron las Cortes Generales de Navarra en varias ocasiones.

La asistencia de peregrinos hacia Santiago fue tan importante que se han documentado hasta doce hospitales.

En 1503 nació en el Palacio de los Sebastianes de Sangüesa el príncipe Enrique de Labrit (hijo de Catalina de Foix o Catalina I de Navarra y Juan III de Albret, últimos reyes privativos de Navarra). Enrique de Labrit o Enrique II de Navarra fue rey de la Baja Navarra (1530-1555), copríncipe de Andorra, conde de Foix, de Périgord, de Biorra y de Albret, vizconde de Bearn, Tursan, Gabardan, Tartas y Limoges. En 1527 casó con doña Margarita de Angulema, hermana de Francisco I de Francia.

Tras la conquista del Reino de Navarra y la incorporación a la corona de Castilla, Fernando el Católico confirmó en 1513 los Fueros de Sangüesa.

Las riadas del río Aragón han venido ocasionando grandes pérdidas a la villa de Sangüesa, la más trágica ocurrió en 1787 cuando en la villa se destruyeron la mayor parte de sus viviendas, produciendo más de 600 víctimas.

Sangüesa tuvo un gran protagonismo durante las Guerras Carlistas, siendo ocupada por las tropas liberales.

El rey navarro-aragonés Sancho Ramírez concedió en 1076 el Fuero de Jaca a los pobladores de Sangüesa la Vieja, actual Rocaforte. Entre 1089-1093 inicia la construcción de un puente románico sobre el río Aragón, en un paraje donde existía un núcleo de población desde la antigüedad. El puente era de extraordinaria importancia para facilitar la comunicación y el comercio entre sus dos reinos, Aragón y Navarra.

A la salida del puente, en la margen izquierda, levantó su palacio y capilla real, que años más tarde dio origen al templo románico de Santa María con torre fortaleza para la defensa del puente. La construcción del puente fue determinante para que en su entorno fuera creciendo una población.

En 1122 el rey navarro-aragonés Alfonso I el Batallador acelera el crecimiento de este pequeño núcleo, Sangüesa la Nueva, al concederles el Fuero de Jaca. El lugar se repuebla con francos concediéndoles términos definidos, solares en donde construir sus viviendas y otras prebendas.

Sangüesa la Nueva ofrecía ventajas por ser un terreno llano a orillas del río Aragón, mientras que Sangüesa la Vieja (Rocaforte) situada en un risco presentaba la dificultad de extenderse y crecer. La planificación de Sangüesa la Nueva se desarrolló en función del puente, pues éste abría una vía natural de comunicación, el camino de la Val de Ull (como indica el Fuero).
De otra pare, el puente determinó el comienzo de la Rúa Mayor: En un extremo, junto al puente, estuvo el Portal de Santa María y en el flanco opuesto, hacia el este, marcando el final de la Rúa Mayor, el Portal de Jaca.

La construcción del Puente de Santa María alteró el antiguo trazado de la calzada de Cinco Villas hacia Pamplona, se abandonó el paso de Valdoluengo o de San Adrián, obligando a los aragoneses a cruzar la Rúa Mayor de Sangüesa. También pasaban por el puente los peregrinos y transeúntes procedentes de Jaca que por Javier o por la Cañada de los Roncaleses arribaban a Sangüesa.

Al cruzar el puente férreo del río Aragón, en el lugar donde se alzó el Palacio Real de Alfonso I el Batallador, se alza la Iglesia de Santa María la Real de Sangüesa, declara Monumento Nacional en 1889, considerada una de las obras cumbre del románico en España.

La Iglesia de Santa María la Real se levantó entre los siglos XII y XIV en la transición del románico al gótico, de línea esbelta y medianas proporciones, presenta tres naves con crucero y torre octogonal. En su interior sorprende el Retablo Mayor de estilo plateresco y una rica custodia gótica.

Alfonso I el Batallador donó el Palacio Real a los caballeros de San Juan para levantar el templo. El acta de donación data de 1131: Similiter dono ibi ecclesiam Beate Marie qui est intus meo corral qui est in capite burgo novo de Sangosa. Puede que sobre esta fecha se edificase la cabecera del templo con sus tres ábsides. Durante los siglos XII y XIII se construyó la magistral portada sur, cubriendo el templo con bóvedas apuntadas en una fase tardía cercana al gótico.

La Iglesia de Santa María la Real de Sangüesa es de planta románica, con tres naves (la central más amplia) y tres tramos, separados por arcos apuntados y cubiertos con tracería gótica.

La cabecera románica, de tres ábsides semicirculares está cubierta con bóveda de horno. En el ábside central se encuentra el retablo mayo, plateresco, de la primera mitad del siglo XVI, presidido por la imagen de Nuestra Señora de Rocamayor.


Iglesia de Santa María la Real, Portada sur y Torre gótica octogonal.

La Portada sur, verdadera joya del románico español, centra su temática en el juicio final, el triunfo de Cristo.
Cristo Majestad, flanqueado por los símbolos de los evangelistas, y un apostolado ocupan la parte superior en doble galería de arcos. Debajo, en la zona media y en lugar preferente, el tímpano: Cristo juzgando a los hombres, la Virgen y los apóstoles como intercesores, San Miguel pesando las almas, salvados y condenados, máscaras del infierno.

Tres arquivoltas enmarcan el tímpano, en la que se representan los estamentos de la sociedad medieval: obispos y peregrinos, vicios y virtudes, guerreros y músicos, juglares y zapateros, herrero y agricultores, y otros oficios.

A ambos lados de las arquivoltas, aparecen animales monstruosos, escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento y la famosa leyenda nórdica de Sigurd y el herrero Regín. En la zona inferior, a modo de cariátides y en el lado izquierdo de la puerta: María Magdalena, María madre de Cristo (señalando en el libro el nombre del escultor Leodegarius) y María, madre de Santiago. A la derecha, Judas ahorcado y los santos Pedro y Pablo.


Iglesia de Santa María la Real, Portada sur y Torre gótica octogonal.


Caminando por la Calle Mayor, dirección a la Iglesia de Santa María la Real, el Palacio de los Iñíguez-Abarca y el Palacio de Añués.

El Palacio de los Iñíguez-Abarca, típico palacio renacentista, sobre portada lleva fecha de 1601. En el cuerpo inferior de piedra se abre una puerta adintelada. La primera planta construida en ladrillo, dispone de dos balcones con barandillaje de hierros abalaustrados y el piso superior, de una galería de arcos de medio punto. Destaca el alero de madera con canes de follaje y adornos colgantes.

El Palacio de Añués es un buen ejemplar de casa palaciega gótica, típica del siglo XV, con un gran portal apuntado, el gemelo desapareció, y detalles ornamentales góticos en las ventanas con arcos conopiales y tracerías flamígeras.

Palacio del Príncipe de Viana, también conocido como Palacio Real, edificio gótico de sobria sillería medieval, se accede por calle Mayor, desviándose por la calle del Mercado. Lugar de residencia del Príncipe de Viana, cuando en Sangüesa se celebraron numerosas Cortes del Reino de Navarra.

El espacio rectangular abierto hacia el Palacio fue la antigua Plaza de Armas, en la actualidad conocida como La Galería.

En la actualidad, el Palacio presenta cuerpo central de dos pisos flanqueado por dos torres almenadas. El flanco sur tiene dos puertas de ingreso y ventanas dobles rectangulares. Al norte están los fosos, una puerta adintelada, ventanas dobles rectangulares y una chimenea circular de las muchas que tuvo.


Panorámica del Palacio del Príncipe de Viana de Sangüesa.

 

 

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