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Felipe IV, Rey de España (1621-1665)

Hijo de Felipe III y Margarita de Austria. Nació en Valladolid el 8 de abril de 1605. Murió en Madrid el 17 de septiembre de 1665.
Su reinado duró cuarenta y cuatro años, siendo uno de los más largos y transcendentes de nuestra historia.

En 1615 fue casado con Isabel de Borbón, hija primogénita del difunto Rey de Francia Enrique IV. En los veinticuatro años que duró el matrimonio, la reina tuvo seis hojas y un hijo.

Tras la muerte de cuatro niñas, en 1635 nacía el príncipe Baltasar Carlos, junto al que sobrevivió la infanta María Teresa, que llegaría a convertirse en la esposa del rey Luis XIV de Francia.

La reina Isabel de Borbón moría en 1644. En 1646 moría su hijo, el príncipe heredero Baltasar Carlos.

 

& Isabel de Borbón era hija de Enrique IV de Francia y de María de Médicis.
Siendo de corta edad fue prometida al príncipe del Piamonte, pero después se pactó un doble matrimonio entre hermanos.
Isabel de Borbón con Felipe IV de España, y de la hermana de este, Ana de Austria, con Luis XIII de Francia, hermano de Isabel.

Isabel de Borbón (1609-1644), Reina de España

En 1647 se casó en segundas nupcias con Mariana de Austria. De este matrimonio nacieron cinco hijos, de los cuales sólo vivieron Margarita María (que llegaría ser emperatriz de Austria al casarse con Leopoldo I) y el futuro monarca Carlos II.

El carácter libertino de Felipe IV le procuró muchos hijos fuera del matrimonio, entre otros, se tiene información de Fernando Felipe de Austria que murió a los ocho años y fue enterrado en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Margarita de San José que se hizo monja en el Convento de la Encarnación de Madrid, y de Juan José de Austria, hijo de la famosa amante del rey, 'La Calderona'.

El 31 de marzo de 1621 Felipe IV fue proclamado Rey de España y Señor de los Países Bajos.

El reinado de Felipe IV se puede dividir en dos épocas:

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La primera etapa llega hasta 1643, hasta la caída de don Gaspar de Guzmán 'Conde de Olivares', y más tarde Duque de Sanlúcar la Mayor, llamado (con cierta impropiedad) Conde-Duque de Olivares, casado con doña Inés de Zúñiga, dama de la reina Margarita de Austria, época en la que el gobierno de España estuvo totalmente en manos de éste.
Don Gaspar de Guzmán, aunque pertenecía a una familia andaluza, nació en Roma, porque su padre era embajador ante el Vaticano, y su tío, don Baltasar de Zúñiga, fue uno de los mejores conocedores de la política europea, uno de los supervivientes de aquella saga de militares y diplomáticos que sirvieron a Felipe II.

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La segunda etapa (1643-1661) durante el valimiento de don Luis Méndez de Haro y Guzmán 'Marqués de Carpio y Duque de Montoro', sobrino del Conde-Duque de Olivares, en donde el rey muestra mayor preocupación por los asuntos de Estado.

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Desde la muerte de don Luis Méndez de Haro en 1661, el rey se rodeó de consejeros entre los que destaca Sor María Jesús de Agreda (declarada Venerable por Clemente X).

El Conde de Olivares fue un personaje esencial en la época, con dos facetas importantes en su personalidad: potenciar al máximo el poder del Rey y de la Monarquía hispánica y elevar al máximo el rango de la rama secundaria de los Guzmanes, a la que pertenecía, colocándola más alto que la principal, la de los Duques de Medina Sidonia. Estas dos características se reducen a una: << el ansia de poder, ejercido directamente, ya a través de un Monarca dominado por él >>.

El 28 de noviembre de 1621, el Conde de Olivares presentaba un programa de Gobierno, en donde se anunciaban reformas revolucionarias, terminar con la corrupción del reinado anterior, castigando con la muerte a don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas 'I Duque de Lerma' y a don Cristóbal Gómez de Sandoval y Rojas 'l Duque de Uceda'.

Don Gaspar de Guzmán 'Conde-Duque Olivares'

El proyecto político era continuar con la política trazada por Carlos V y Felipe II, para que España continuase siendo la primera de las potencias católicas, aunque la situación financiera del Estado era más ruinosa que en épocas anteriores.

En política internacional, se reanudó la guerra con Francia, ante los intentos del Cardenal Richelieu de apoderarse de Italia, desencadenado por la denominada 'Cuestión de la Valtelina', resolviéndose dignamente para España. Se renovó la guerra con Flandes (que fue ruinosa para España) con una gran derrota, la guerra de Mantua y las guerras de Cataluña y Portugal.

El año 1640 fue desastroso, España se encuentra amenazada por Francia (aliada con Suecia), en Flandes la situación es insostenible, y en el interior comienza un movimiento desintegrador que conduce a la guerra con Portugal y Aragón.

Finalmente, las guerras de Portugal y Aragón y la conspiración andaluza, terminaron derrocando al Conde-Duque de Olivares el 17 de enero de 1643.

Cuando el Conde-Duque de Olivares fue apartado del poder, para morir poco después, su sobrino don Luis Méndez de Haro y Guzmán, 'Conde de Carpio y Duque de Montoro', heredó parte de su patrimonio y la privanza real.

Evitando las maneras despóticas de su predecesor, fue terminando lentamente las guerras planteadas por Olivares con el menor daño posible para España. En 1648 firmó la Paz de Münster con los Países Bajos y continuó la guerra con Francia, consiguiendo la recuperación de Barcelona, aunque el agotamiento de Castilla le impidió aprovechar la ventaja.

El fracaso no impidió que fuese nombrado Ministro Plenipotenciario para las negociaciones con los franceses, que culminaron en 1659 con el Tratado de los Pirineos, donde Francia obtuvo importantes ventajas territoriales (se cedía el Rosellón, parte de la Cerdeña y de los Países Bajos) a cambio de no apoyar a los portugueses en la sublevación contra los españoles, lo que no cumplió la corona francesa.

Felipe IV fue un hombre de cultura superior a la media, destacando por su sensibilidad artística, con un constante apoyo a Velázquez contra rivales envidiosos. Su afición a los buenos cuadros rayó en la manía coleccionista, sólo en el Alcázar de Madrid llegó a disponer de 1547 pinturas. Ni en las épocas de mayores apuros económicos dejó de adquirir cuadros de los grandes maestros.
A pesar de la pérdida debida al incendio del Alcázar en 1734, o a la rapiña de Napoleón y otras causas, en la actualidad la colección que reunió forma una parte importante del patrimonio artístico de España.

En 1665 muere Felipe IV sin querer reconocer que la separación de Portugal era un hecho definitivo. Su enclenque hijo Carlos, futuro rey Carlos II, quedaba como heredero, siendo regente su madre Mariana de Austria, inexperta en política y que odiaba al hombre fuerte del momento, don Juan José de Austria, a la vez que confiaba en su confesor, el jesuita alemán Johannes Eberhard Nithard.

Juan José de Austria, hijo de Felipe IV y de María Calderón 'La Calderona'

 Juan José de Austria (1629-1679) nació y falleció en Madrid. Hijo natural de Felipe IV y de la actriz María Calderón, conocida como 'La Calderona'.

En 1642 fue reconocido y nombrado Gran Prior de la Orden de San Juan, con residencia en Consuegra.

En 1647 fue enviado a Nápoles con una armada y un ejército de desembarco, con lo que arrojó a las tropas francesas del Duque de Guisa y restableció la soberanía del Rey de España.

De regreso a España, reconquistó Barcelona en 1652.

Luchó con varía fortuna en Flandes, sufriendo la derrota de la batalla las Dunas (1658) ante las fuerzas anglofrancesas, donde

salió victorioso el mariscal Henri de la Tour d'Auvergne 'Vizconde de Turena'.

Consecuencia de esta batalla fue la pérdida, por parte de España, de Dunkerke, Fumes, Ypres, Nievre, Oudenarde, Dixmude, Comines, todo Flandes marítimo y parte de Bravante.

El 22 de mayo de 1663 tendría en Portugal la derrota de Estremoz.

A la muerte de Felipe IV, don Juan José fue apartado de la Corte, debido a n una gran enemistad con la Reina Regente Mariana de Austria y el valido de ésta, el padre Nithard.

Aprovechando la impopularidad de ambos personajes, don Juan José de Austria, acompañado de un pequeño ejército, emprendió desde Barcelona hacia Madrid.

Logró el destierro de Johannes Eberhard Nithard (que fue sustituido por el pretendiente de Mariana, don Fernando de Valenzuela, quien había alcanzado el favor de la reina en 1673), siendo nombrado Vicario General de la Corona de Aragón.

Mariana de Austria, esposa de Felipe IV. (Retrato de Velázquez (1652-1660), Museo del Prado de Madrid)

 

& Mariana de Austria era hija del emperador Fernando III y de la emperatriz María de Austria, nació en Viena en 1634 y murió en Madrid el 16 de mayo de 1696.
Estuvo prometida con el hijo mayor de Felipe IV, pero como éste murió, se casó con el padre en 1649, a la muerte de la primera esposa de éste, Isabel de Borbón.

 

Don Juan José de Austria residió varios años en Zaragoza, hasta que el descrito de Mariana de Austria y la escandalosa privanza de Fernando Valenzuela le dieron el poder.

En enero de 1677 entró en Madrid, con el apoyo de pueblo y nobleza, haciéndose cargo del gobierno en nombre de Carlos II, confinando a la reina en Toledo, donde permaneció hasta la su muerte en 1679.

Mariana de Austria regresó a Madrid, tras la muerte de don Juan José, y siguió ejerciendo una cierta influencia en la Corte, en conflicto con sus nueras.

La popularidad de don Juan José de Austria decreció con la crisis económica interior y la firma de la Paz de Nimega (1678-1679).

Adoración de las Sagradas Formas por Carlos II. (Retrato de Claudio Coello, Monasterio de El Escorial)

A pesar de su origen ilegítimo, don Juan José fue enterrado en el cementerio de los Infantes del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial; enfrente de su tumba se encuentra la de otro hermanastro suyo, Francisco Fernando de Austria, muerto a los pocos años de edad.
En ambas reza la leyenda << PHILIPPI IV FILIUS NOTHUS >>.

Paz de Nimega (1678 - 1679)

Fue un Tratado de Paz establecido entre el 10 de agosto de 1678 y el 5 de febrero de 1679 que acabó con la guerra entre Francia y las potencias aliadas de España, Holanda y el Imperio alemán.

La Paz de Westfalia (1648) y el Tratado de los Pirineos (1659) habían establecido la hegemonía francesa sobre Europa, con el decaimiento de la monarquía de España, frente a la potencia marítima y comercial de las Provincias Unidas de Holanda.

La hegemonía de las Provincias Unidas provocó, a principios de los años setenta, el inicio de hostilidades por parte de Francia contra Holanda.

El temor a que el expansionismo de Luis XIV pudiera alterar el equilibrio político posterior a la Guerra de los Treinta Años facilitó la formación de una Alianza contra Francia, formándose en 1673 la Gran Alianza de la Haya, en donde se integraron España, Alemania, Holanda, el Elector de Brandeburgo, el Duque de Lorena y otros príncipes germánicos.

En un principio, el ejército francés se batió con éxito en distintos frentes. La diversidad territorial y los distintos adversarios a los que hacer frente, impidieron a Luis XIV a conseguir una victoria definitiva sobre sus oponentes.

La posibilidad de que Carlos II de Inglaterra, que hasta entonces había mantenido una postura neutral, se uniera a la Gran Alianza por la presión del Parlamento londinense, empuja a Luis XIV a iniciar las negociaciones de paz.

Los aliados accedieron a emprender conversaciones en una guerra sin aparente resolución definitiva y con una sangría humana y económica.

Las conversaciones se iniciaron en la ciudad holandesa de Nimega en 1675, aunque no obtuvieron resultados hasta 1678. Los diferentes Tratados fueron firmados entre el 10 de agosto de 1678 y el 5 de febrero de 1679.

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El Tratado franco-español establecía que Francia conservaba sus conquistas en el Franco-Condado y numerosas plazas españolas de Flandes y Hainaut (Aire, Bailleul, Bouchain, Cambrai, Cassell, Saint-Omer, Poperinghe, Warmeton, Yprés, Valenciennes, Condé y Maubege), además de su parte del Artois, convirtiendo la frontera septentrional de Francia en una línea continua.
Francia, por su parte, se comprometía a devolver al monarca español Carlos II las plazas de Courtrai, Oudenarde, Gante, Ath, Binch, Charleroi y Limburgo.

   

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En el Tratado franco-holandés, Francia tenia que restituir a las Provincias Unidas la ciudad de Maastricht, además de otorgarle importantes ventajas comerciales.

   

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En el Tratado franco-alemán, Francia cedió su derecho a guarnecer militarmente Philipsburgo, a cambio de conservar las plazas de Brisach y Friburgo.
Por su parte, el emperador Leopoldo I se comprometió a no intervenir en el norte de Europa, permitiendo que Luis XIV apoyase a Suecia en su lucha contra Brandeburgo.

   

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El rey francés exigió al Federico Guillermo 'Gran Elector de Brandeburgo' la devolución de los territorios suecos conquistados durante el conflicto, lo que establecía a Suecia en su posición hegemónica sobre el Báltico.

   

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Francia ofreció al Duque de Lorena la devolución de los territorios usurpados, a cambio de las plazas de Nancy, Longwy y Marsal, en la zona fronteriza con Alsacia. La negativa del Duque a tales condiciones impidió la restitución del Ducado a su titular.

Con la Paz de Nimega, mientras que Holanda salió prácticamente indemne fracasando la política atlántica francesa, España recibía un perjuicio irreparable en beneficio de la hegemonía francesa en Europa.

La Paz de Nimega era un nuevo paso en la decadencia del Imperio de España, llevando al declive la popularidad de don Juan José de Austria, recientemente elevado al poder por su hermano Carlos II.

 

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