En Piazza San Pietro, vista de la Basílica de San Pedro, una de las mayores proezas arquitectónicas. La enormidad del edificio es asombrosa: la nave con 186 metros de largo parece desplegarse a medida que avanzamos. La cúpula sostenida por 4 pilares colosales, alcanza los 136 metros de altura y casi da vértigo.
En el siglo XV, Julio II decide reconstruir la Basílica de Constantino (s. IV) que se erigía sobre la tumba de San Pedro. Participan los más grandes arquitectos: planta de Bramante, cúpula de Miguel Ángel, y nave y fachada de Maderno. El interior es en buena parte de Bernini, que realizó el púlpito-relicario de bronce que protege el trono de San Pedro, el gigantesco baldaquino barroco y las tumbas de los Papas Urbano VIII y Alejandro VII.
Destacar la estatua medieval de San Pedro, con los pies desgastados por los besos de los peregrinos, la conmovedora Piedad del joven Miguel Ángel (1498-1500) y la cueva que alberga las tumbas de los Papas. Desde el balcón del tambor se capta mejor la inmensidad de la cúpula, subiendo por una escalera de 330 peldaños se disfruta de una vista insuperable de la ciudad y de los jardines del Vaticano.
|