Corría el siglo XIII en Teruel cuando las familias nobles de Segura y de Marsilla se encontraban enlazadas por el amor de dos adolescentes, Isabel de Segura y Diego Martínez de Marsilla. La familia Segura reprobaba las relaciones porque la familia Marsilla carecía de caudales, por lo que Diego Marsilla solicitó un plazo de tiempo para buscar fortuna en tierras lejanas.
Transcurridos años, Diego de Marsilla obtuvo gloria y fortuna en la guerra. Al regresar a Teruel, en las puertas de la ciudad escuchó cómo las campanas de la villa repicaban a boda, informándose de que Isabel de Segura, expirado el plazo convenido, casaba con Pedro de Azagra, rico y poderoso Señor de Albarracín.
Diego de Marsilla logró entrevistarse con Isabel de Segura el mismo día de la boda, al despedirse de ella le pidió un beso, Isabel ya casada se lo niega. Diego no pudiendo soportar el desgarro de la despedida muere a los pies de Isabel.
Al día siguiente, en el funeral, con el rostro oculto entre los velos del vestido de novia, Isabel avanza por la nave central de la Iglesia de San Pedro, acercándose al cadáver de Diego de Marsilla para darle el beso que le negó en vida. Ante el dolor, Isabel expira abrazada al cuerpo de Diego.
La tragedia impresionó de tal modo a los turolenses que decidieron dar sepultura a los amantes juntos. Según escritos de la época, las momias de Isabel de Seguro y Diego de Marsilla fueron encontradas en 1555 al realizarse unas obras en una de las capillas de la Iglesia de San Pedro.
Desde entonces permanecieron visibles hasta 1578, por mandato del obispo Andrés Santos, fueron enterrados de nuevo en la capilla de los Santos Médicos San Cosme y San Damián de la Iglesia de San Pedro, según el relato extraído por Juan Yagüe del Archivo de las Casas Consistoriales de Teruel.
Entre (1619-1675) no consta el lugar exacto de la Iglesia de San Pedro donde fueron expuestos al público, posteriormente fueron guardados en una alacena fuera de la San Pedro. A principios del siglo XVIII, los restos se trasladaron a una especie de panteón en uno de los ángulos del claustro anejo a San Pedro, para que fueran vistos por los numerosos viajeros que acudían a Teruel al difundirse la historia. En abril de 1814 fueron visitados por el rey Fernando VII.
A mediados del siglo XVIII se estudian numerosas alternativas para recaudar fondos para que los restos momificados de los Amantes fueran expuestos en un digno panteón. Finalmente, con los beneficios obtenido por las representaciones teatrales de 'Juan sin Tierra' en Teruel, el Gobernador Civil, Miguel Díaz, encarga una urna (especie de templete) para albergar las momias. El templete se colocó en el claustro de la Iglesia de San Pedro, donde permanecieron hasta el 27 de mayo de 1902 en que fueron trasladados a la capilla donde han permanecido hasta su ubicación actual.
Con motivo del IV Centenario, se inició una campaña nacional en 1955 para conseguir fondos para la construcción de un Mausoleo. Aunque la campaña no obtuvo el éxito deseado, el escultor Juan de Ávalos y Taborda (1911-2006), ante el lamentable espectáculo que ofrecían las momias, prácticamente regala a los turolenses una magnifica obra para que se efectuase el definitivo enterramiento de Isabel de Segura y Diego de Marsilla, convirtiéndose en un bello símbolo de amor.