Histamenon (1068-1071) (600 euros) El Imperio bizantino tuvo al solido o nomisma como moneda tradicional de oro, muy apreciada por mantener su contenido en oro en 24 quilates durante siete siglos. El emperador bizantino Nicéforo II Focas (963-969), con la intención de forzar al mercado a aceptar una moneda de peso inferior al normal, emitió el Histamenon (de histemi, de buen peso), nombre que recibió el solido. La moneda de tres cuartos de solido se llamó Tetarteron. Desde 1030 la moneda se fue devaluando. Como consecuencia de las guerras civiles y desastres militares en 1080 su contenido en oro prácticamente desapareció. El emperador Alejo I Comneno en 1092 efectuó una revisión del sistema de acuñación e introdujo una nueva moneda de oro, el hyperpyron, de un peso de 4,45 gramos como el solido y de un contenido en oro de 20,5 quilates. El Hyperpyron permaneció como moneda de oro hasta que los bizantinos dejaron de acuñar monedas de oro a mediados del siglo XIV, aunque fue teniendo devaluaciones graduales, bajo el Imperio de Nicea (en 1204 Constantinopla cayó en manos de la Cuarta Cruzada, autocracia) su contenido en oro se redujo a 18 quilates, con Miguel VIII Paleólogo (1259-1282) se redujo a 15 quilates y con su sucesor Andrónico II Paleólogo (1282-1328) quedó en 12 quilates. La calidad del hyperpyron se fue rebajando. Las últimas monedas de oro bizantinas fueron acuñadas por el emperador Juan VI Cantacuceno (1292-1383). El nombre de hyperpyron fue adoptado en distintas formas: perper en los países eslavos de los Balcanes, besante entre los comerciantes italianos, etc.
Romano IV Diógenes, emperador bizantino (1068-1071), consiguió el trono por su matrimonio con Eudoxia Macrembolitissa (segunda esposa y viuda del emperador Constantino X Ducas).
Distinguido general del ejército fronterizo en el Danubio, tras la muerte de Constantino X presionó para derribar a la emperatriz regente Eudoxia, que reinaba en nombre de su hijo menor de edad, el futuro emperador Miguel VII. Gracias a su posición casó con Eudoxia y logró ser coronado emperador por Juan Jifilino, patriarca de Constantinopla, el 1 de enero de 1068. Para terminar con intentos desestabilizadores por la poderosa facción cortesana, asoció el trono a los tres hijos de Eudoxia (Miguel, Andrónico y Constantino). Cuando subió al poder se tenían esperanzas de que acabase con la amenaza de los selyúcidas en las fronteras orientales del Imperio, que amenazaban con penetrar en Anatolia e instalarse muy próximos a Constantinopla. Tras su coronación, entre 1068-1069 organizó una campaña militar en Siria. Mientras tanto, la ciudad italiana de Bari insuficientemente defendida caía en poder de los normandos, a lo que se añadieron continuos ataques de las tropas selyúcidas en varias islas griegas, conquistando en 1070 las islas de Iconos y Coni. En marzo de 1071 preparó una nueva campaña oriental contra la amenaza de los selyúcidas, asegurando el frente oriental podía dirigir sus ataques hacia las fronteras occidentales. Reunió un extraordinario ejército en Dorilea, formado por tropas mercenarias de armenios, francos, normados y pechenegos. Dirigiendo personalmente al contingente, salía de la Capadocia en dirección al Lago Van. Los primeros enfrentamientos con las tropas del sultán selyúcida Alp Arslan fueron favorables para las tropas bizantinas, aunque paulatinamente se manifestaba la superioridad táctica del ejército turco. En agosto de 1071, el ejército bizantino emplazado en la llanura de Manzinkert fue cercado por la veloz caballería de los selyúcidas, que terminó aniquilando al grueso de sus tropas bizantinas. El emperador Romano IV cayó herido en la contienda, siendo llevado a rastras ante el sultán Alp Arslan, viéndose forzado a firmar un tratado con los selyúcidas donde se comprometía a pagar un rescate y liberar a los prisioneros turcos. No obstante, el Imperio bizantino quedó exento de pérdidas territoriales. El desastre de Mantzinkert fue aprovechado por el partido cortesano, liderado por Miguel Psellos, para obligar a la emperatriz Eudoxia para ingresar en un convento y destituir a Romano IV en favor de su hijo Miguel VII, que fue aclamado y coronado como emperador. Romano IV, con la ayuda armenia, consiguió reunir un ejército para regresar a Constantinopla y recuperar el trono imperial. Después de una breve resistencia en las ciudades de Cilicia y Amasia, fue derrotado por las tropas imperiales dirigidas por sus hijastros, Andrónico y Constantino Ducas. Finalmente, Romano IV fue preso y cegado, muriendo en un monasterio de la localidad de Prote el 4 de agosto de 1072. |