Histamenon, Constantinopla (1078-1081) 1.400 euros El Imperio bizantino tuvo al solido o nomisma como moneda tradicional de oro, muy apreciada por mantener su contenido en oro en 24 quilates durante siete siglos. El emperador bizantino Nicéforo II Focas (963-969), con la intención de forzar al mercado a aceptar una moneda de peso inferior al normal, emitió el Histamenon (de histemi, de buen peso), nombre que recibió el solido. La moneda de tres cuartos de solido se llamó Tetarteron. Desde 1030 la moneda se fue devaluando. Como consecuencia de las guerras civiles y desastres militares en 1080 su contenido en oro prácticamente desapareció. El emperador Alejo I Comneno en 1092 efectuó una revisión del sistema de acuñación e introdujo una nueva moneda de oro, el hyperpyron, de un peso de 4,45 gramos como el solido y de un contenido en oro de 20,5 quilates. El Hyperpyron permaneció como moneda de oro hasta que los bizantinos dejaron de acuñar monedas de oro a mediados del siglo XIV, aunque fue teniendo devaluaciones graduales, bajo el Imperio de Nicea (en 1204 Constantinopla cayó en manos de la Cuarta Cruzada, autocracia) su contenido en oro se redujo a 18 quilates, con Miguel VIII Paleólogo (1259-1282) se redujo a 15 quilates y con su sucesor Andrónico II Paleólogo (1282-1328) quedó en 12 quilates. La calidad del hyperpyron se fue rebajando. Las últimas monedas de oro bizantinas fueron acuñadas por el emperador Juan VI Cantacuceno (1292-1383). El nombre de hyperpyron fue adoptado en distintas formas: perper en los países eslavos de los Balcanes, besante entre los comerciantes italianos, etc.
Nicéforo III, emperador bizantino (1078-1081), subió al trono del Imperio cuando se obligó a abdicar a Miguel VII y triunfó sobre su competidor Nicéforo Brienio. Destronado por Alejo I Comneno en 1081, acabó sus días en un monasterio.Nicéforo III era el strategos (general, comandante en jefe) del thema Anatólico durante el reinado de Miguel VII Ducas, su ascensión al trono debió haber mejorado la vida del Imperio Romano de Oriente, teniendo una buena fama como militar antes del desastre de Manzikert (1071), habiendo luchado contra los sarracenos en Siria, los turcos en Asia Menor, y los uzos en Mesía. Sin embargo, su reinado fue tan ineficaz como el de su predecesor, imperando la anarquía en el Estado de los Césares, con sucesivas rebeliones de generales bizantinos destacados (Nicéforo Brienio, Nicéforo Basilacio y Nicéforo Meliseno). El final de Nicéforo III abrió un periodo de restauración imperial, bajo el mando del valiente general Alejo I Comneno (1081-1118), fundador de la dinastía Comnena, dando al Imperio sus últimos años de grandeza. |