Hyperpyron, Constantinopla (1092-1118) 1.000 euros El Imperio bizantino tuvo al solido o nomisma como moneda tradicional de oro, muy apreciada por mantener su contenido en oro en 24 quilates durante siete siglos. El emperador bizantino Nicéforo II Focas (963-969), con la intención de forzar al mercado a aceptar una moneda de peso inferior al normal, emitió el Histamenon (de histemi, de buen peso), nombre que recibió el solido. La moneda de tres cuartos de solido se llamó Tetarteron. Desde 1030 la moneda se fue devaluando. Como consecuencia de las guerras civiles y desastres militares en 1080 su contenido en oro prácticamente desapareció. El emperador Alejo I Comneno en 1092 efectuó una revisión del sistema de acuñación e introdujo una nueva moneda de oro, el hyperpyron, de un peso de 4,45 gramos como el solido y de un contenido en oro de 20,5 quilates. El Hyperpyron permaneció como moneda de oro hasta que los bizantinos dejaron de acuñar monedas de oro a mediados del siglo XIV, aunque fue teniendo devaluaciones graduales, bajo el Imperio de Nicea (en 1204 Constantinopla cayó en manos de la Cuarta Cruzada, autocracia) su contenido en oro se redujo a 18 quilates, con Miguel VIII Paleólogo (1259-1282) se redujo a 15 quilates y con su sucesor Andrónico II Paleólogo (1282-1328) quedó en 12 quilates. La calidad del hyperpyron se fue rebajando. Las últimas monedas de oro bizantinas fueron acuñadas por el emperador Juan VI Cantacuceno (1292-1383). El nombre de hyperpyron fue adoptado en distintas formas: perper en los países eslavos de los Balcanes, besante entre los comerciantes italianos, etc.
Alejo I Comneno, emperador bizantino (1081-1118), hijo de Juan Comneno y Ana Dalasena, sobrino del emperador Isaac I. Cuando Isaac I Comeno abdicó, su hermano Juan Comneno (padre de Alejo) rechazó la corona imperial. Tras lo que siguieron cuatro emperadores pertenecientes a distintas dinastías (Constantino X, Romano IV, Miguel VII y Nicéforo III). Con su antecesor, Nicéforo III, combatió, junto con su hermano mayor Isaac, a los enemigos del Imperio en Asia Menor, Tracia y Epiro. Después de rebelarse contra Nicéforo III, su hermano Isaac Comneno renunció al trono en beneficio de su hermano. En abril de 1081 el patriarca de Constantinopla, Cosme Hierosolimites, coronaba emperador a Alejo I. Cuando Alejo I fue entronizado, el Imperio se encontraba en una situación muy delicada, los continuos ataques a las fronteras bizantinas quebraban sus cimientos. Los turcos selyúcidas habían avanzado controlando la mayor parte de Asia Menor, mientras que en las provincias del Danubio los pechenegos llevaban a cabo continuas intromisiones en los dominios bizantinos. Aunque la mayor amenaza la representaba el normando Roberto Guiscardo, que habiendo expulsado a los griegos del sur de Italia, preparaba una gran ofensiva sobre Constantinopla. Alejo I entregó a los selyúcidas los territorios que habían conquistado con el fin de que se establecieran legítimamente en ellos. De este modo, se aseguraba la colaboración militar de los turcos contra el inminente ataque normando. En mayo de 1081, Roberto Guiscardo ocupó Corfú y puso sitio a Dirraquio (Albania). La difícil situación económica bizantina impidió que Alejo I pudiera enviar una flota al Adriático para hacer frente a la ofensiva normanda. El emperador para sufragar la guerra confiscó los bienes de la Iglesia, ordenando fundir el oro y la plata que adornaban los iconos. A pesar de la oposición del arzobispo de Caldeconia, Alejo I se impuso al sínodo ortodoxo pudiendo financiar una ofensiva terrestre. De otra parte, intentó aliarse con Enrique IV, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, aunque la auténtica ayuda la recibió de su alianza con Venecia, que no querían que los normados controlasen el Adriático. La flota veneciana consiguió levantar el cerco marítimo a Dirraquio. El ejército normado, tras derrotar a las tropas bizantinas en octubre de 1081, conseguía penetrar en territorio bizantino, tomando Epiro, Macedonia, Castoria y ponía sitio a Tesalia. El emperador Alejo I, mediante importantes subsidios, consiguió que el emperador alemán Enrique IV atacara Roma, al tiempo que incitaba a una rebelión en el sur de Italia contra los normandos. El normando Roberto Guiscardo abandonó Tesalia para dirigirse a la defensa italiana, mientras que su hijo Bohemundo derrotaba al ejército bizantino en Loannina (mayo de 1082). Alejo I con su pericia entabló conversaciones con nobles al frente de guarniciones normadas del Danubio, consiguiendo que parte de ellos se pusieran a su lado. El ejército bizantino se encontraba en clara superioridad cuando Roberto Guiscardo retomó la ofensiva en 1085. En julio de ese año, el ejército normando de Guiscardo fue diezmado por una epidemia, de la que fue murió Guiscardo. Su hijo Bohemundo se retiró de los Balcanes para hacer frente a guerras civiles en su reino. En mayo de 1087, los pechenegos, con ayuda de los bogomilos de Tracia, penetraron en territorio bizantino, forzando a Alejo I a firmar un tratado de asentamiento. Al poco tiempo, Zachas, emir selyúcida de Esmirna, se alió con los pechenegos para atacar Constantinopla. Alejo I para hacer frente a la ofensiva estableció una alianza con los cumanos (pueblo nómada del sur de las estepas rusas). En abril de 1091, los pechenegos eran derrotados cerca de los Montes Levunion por el ejército bizantino-cumano. De otra parte, Alejo I llegó a un acuerdo económico con el emir turco de Nicea para que sus tropas hicieran frente al cero marítimo que el emir selyúcida Zachas había impuesto a Constantinopla. Las tropas nicenas atacaron Esmirna, obligando a Zachas a retirarse. Poco tiempo después, Alejo I sofocó una rebelión de Constantino Diógenes que contaba con el apoyo de los cumanos. Aprovechando el debilitamiento de los selyúcidas, Alejo I quiso restablecer el dominio bizantino en Asia Menor. El proyecto no puedo efectuarse por la aparición de los cruzados de occidente en las fronteras bizantinas. A petición de los embajadores de Alejo I, el Papa Urbano II promulgó la Primera Cruzada en el Concilio de Clermont (noviembre de 1095). El primer contingente de cruzados, guiado por Pedro El Ermitaño, fue hábilmente conducido por Alejo I hacia Asia Menor, donde fue masacrado por los turcos en 1096. La segunda avanzada cruzada, con mejor organización, conducida por Godofredo de Bouillón, entre cuyos líderes se encontraba el normando Bohemundo, atendiendo a las indicaciones de Alejo I, fue conducida también a Asia Menor, comprometiéndose el emperador bizantino a auxiliarse en caso de necesidad. Los cruzados recobraron para el Imperio Bizantino varias ciudades e islas: Nicea, Quíos, Rodas, Esmirna, Éfeso, Sardes y el tercio occidental de Asia Menor. Alejo I, a partir de entonces, con el apoyo de los selyúcidas, hostigó a los cruzados de Antioquía. Los cruzados creyeron que el emperador bizantino había quebrantado su juramento al no apoyarles durante el asedió a Antioquía. El normando Bohemundo I de Tarento regreso a Italia en 1107 y puso en marcha una nueva cruzada dirigida contra Constantinopla. En octubre de 1107 atacó de nuevo Dirraquio. En septiembre de 1108 el ejército bizantino derrotaba a los cruzados, haciendo prisionero a Bohemundo. Finalmente, el normando Bohemundo, autoproclamado Príncipe de Antioquía, firmaba el Tratado de Devol, prestando juramento de vasallaje a Alejo I, reconociendo la soberanía bizantina sobre Antioquía. A cambio Bohemundo recibió los títulos de sebastos y doux de Antioquía, garantizando el derecho de que sus descendientes heredasen el Condado de Edesa. Su sobrino, Trancedo, regente de Antioquía, se negó a aceptar los términos del Tratado de Devol. En los últimos veinte años de su vida se dedicó a perseguir a los herejes paulicianos y bogomilos, así como nuevos enfrentamientos con los turcos entre 1110-1117. Una de sus últimas decisiones fue ordenar que se quemase a Basilio El Médico, líder de los bogomilos. Hubo intrigas por la sucesión al trono, su esposa Irene Ducas y su hija Ana Comneno conspiraron para que nombrase sucesor a Nicéforo Brienio (marido de Ana, hijo del general Nicéforo Brienio). Le sucedió al trono su hijo Juan II Comenno. |