Hyperpyron, Constantinopla (1167-1183) (1.000 euros) El Imperio bizantino tuvo al solido o nomisma como moneda tradicional de oro, muy apreciada por mantener su contenido en oro en 24 quilates durante siete siglos. El emperador bizantino Nicéforo II Focas (963-969), con la intención de forzar al mercado a aceptar una moneda de peso inferior al normal, emitió el Histamenon (de histemi, de buen peso), nombre que recibió el solido. La moneda de tres cuartos de solido se llamó Tetarteron. Desde 1030 la moneda se fue devaluando. Como consecuencia de las guerras civiles y desastres militares en 1080 su contenido en oro prácticamente desapareció. El emperador Alejo I Comneno en 1092 efectuó una revisión del sistema de acuñación e introdujo una nueva moneda de oro, el hyperpyron, de un peso de 4,45 gramos como el solido y de un contenido en oro de 20,5 quilates. El Hyperpyron permaneció como moneda de oro hasta que los bizantinos dejaron de acuñar monedas de oro a mediados del siglo XIV, aunque fue teniendo devaluaciones graduales, bajo el Imperio de Nicea (en 1204 Constantinopla cayó en manos de la Cuarta Cruzada, autocracia) su contenido en oro se redujo a 18 quilates, con Miguel VIII Paleólogo (1259-1282) se redujo a 15 quilates y con su sucesor Andrónico II Paleólogo (1282-1328) quedó en 12 quilates. La calidad del hyperpyron se fue rebajando. Las últimas monedas de oro bizantinas fueron acuñadas por el emperador Juan VI Cantacuceno (1292-1383). El nombre de hyperpyron fue adoptado en distintas formas: perper en los países eslavos de los Balcanes, besante entre los comerciantes italianos, etc.
Manuel I Comneno, emperador bizantino (1143-1180), conocido como 'El Grande', era hijo de Juan II Comneno e Irene (hija del rey de Hungría San Ladislao I). A pesar de ser el cuarto hijo, con pocas posibilidades para gobernar, haber sido un gran general en la guerra frente a los selyúcidas y un hábil diplomático y estadista, hicieron que fuera aclamado emperador por el ejército a la muerte de su padre, en detrimento de su hermano mayor Isaac.En 1144 el Condado cruzado de Edesa (al este del río Éufrates, rodeado de territorios musulmanes y en buenas relaciones con el Principado de Antioquía) fue invadido por Imad ad-Din Atabeg Zengi destruyendo y quemando la ciudadela. Con el flanco oriental en peligro, el príncipe de Antioquía Raimundo de Poitiers solicitó la protección del emperador Manuel I, aseguró su dependencia de Bizancio y condonó al imperio bizantino la cesión de los territorios de Cilicia. Manuel I en 1147 autorizó el paso de la Segunda Cruzada por los dominios bizantinos, dirigida por Conrado III, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y el rey Luis VII de Francia. La Cuarta Cruzada partía de Europa occidental hacia Oriente Medio con el propósito de conquistar Tierra Santa, especialmente la ciudad de Jerusalén. El paso de la Cruzada fue vigilado por el ejército bizantino receloso de su marcha ante numerosos actos de vandalismo y robos protagonizados por los cruzados, así como para reforzar la capital de Constantinopla. Los desmanes producidos pueden originar un grave conflicto, contrarrestado con la alianza entre Manuel I y Conrado III por el matrimonio del emperador bizantino con Berta de Sulzbach, cuñada del emperador germánico. En 1156 el ejército bizantino tuvo que impedir la rebelión del Principado de Antioquía, apoyada por el príncipe armenio de Cilicia. El nuevo príncipe de Antioquía, Reinaldo de Châtillon, había invadido la provincia bizantina de Chipre, saqueando la isla y mutilando a los supervivientes. La celeridad del avance del ejército bizantino sorprendió a los rebeldes que optaron por someterse a Bizancio. El emperador Manuel I decidió perdonarlo con la condición de que fuera vasallo imperial, de este modo utilizaba a los latinos para reforzar la posición del Imperio. En 1157 los bizantinos expulsaron a los selyúcidas de Isauria (zona accidentada y aislada de Asia Menor). El rey siciliano Roger II intentando extender sus dominios dirigió su ejército y flota a las costas africanas y las costas griegas, tomando en 1148 la isla de Corfú y saqueando varias ciudades. En 1149 el emperador bizantino Manuel I recuperaba Corfú y preparaba una ofensiva contra los normandos sicilianos. Con un ejército de mercenarios, y apoyo de la nobleza siciliana descontenta, invadió Sicilia y Apulia. Otras antiguas ciudades bizantinas dominadas por los normandos abrieron sus puertas al ejército de Manuel I, consiguiendo mantener algún territorio al sur de Italia bajo el poder bizantino. La derrota en Brindisi (1156) ponía fin definitivamente a las aspiraciones de Manuel I de restaurar el poder bizantino en Italia. La campaña bizantina en Italia se saldó con que la ciudad de Ancona quedó como base bizantina y los normados sicilianos aceptaron la paz durante el reinado de Manuel I. Se firmaron acuerdos con Pisa y Génova para debilitar el poder comercial de Venecia, consiguiendo expulsar a los venecianos del mar Egeo con un corto enfrentamiento. Manuel I, amenazado por los turcos por la frontera oriental, quiso extender el dominio bizantino hasta el río húngaro Sava. Considerándose con ciertos derechos sobre Hungría al ser hijo de Santa Irene (Piroska de Hungría) intentó que el rey Géza II (primo de su madre) se sometiera al poder bizantino, incluyendo el reino magiar en el campo de influencia del Imperio. Después de enfrentamientos entre 1151-1153 se firmó la paz en 1155. Un año más tarde, Manuel I intentó una alianza con el emperador Federico I de Barbarroja para apoderarse del reino de Hungría, plan que fue rechazado por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. En 1162 moría el rey húngaro Géza II, de su matrimonio con la princesa rusa Eufrosina de Kiev (hija del príncipe Mstislav I), quedaban entre otros hijos, los reyes Esteban III (1162-1163 y 1165-1172) y Bela III (1173-1196). Dejaba dos hermanos, los reyes Ladislao II (1162) y Esteban IV (1163-1165). Con la muerte de Géza II se abre un paréntesis de intervenciones de Manuel I sobre el reino de Hungría. Tras la muerte de Géza II fue coronado rey su hijo Esteban III, comenzando a surgir protestas desde Constantinopla de los hermanos Ladislao II y Esteban IV. En el mismo año de 1162, Ladislao II con el apoyo de la nobleza húngara es coronado rey, siendo envenenado en enero de 1163. Posteriormente heredó el trono Esteban IV, desplazando a su sobrino y gobernando para los intereses del imperio bizantino. El 19 de julio de 1163, habiendo partido el ejército bizantino, Esteban III atacaba con éxito a las tropas de su tío Esteban IV junto a la ciudad de Szekesfehárvár, permitiéndole huir a Constantinopla. Durante los años 1163-1165 las tropas bizantinas de Manuel I y Esteban IV atacaron al ejército húngaro para obtener el trono. Finalmente se firma la paz en 1165, como parte del tratado Esteban III envía a su hermano Bela III a Constantinopla para que viviera como protegido del emperador Manuel I. Esteban IV murió asesinado en 1165 en el castillo de Zimony. Desde la perspectiva de asegurar la supervivencia del Imperio de Bizancio, una invasión con éxito sobre Egipto reportaba ventajas económicas y estratégicas al evitar que una alianza islámica expulsase a los cruzados. En esta línea, en 1169 se alió con el rey Amalarico I de Jerusalén para llevar a cabo una expedición conjunta. La falta de cooperación entre cruzados y bizantinos convirtió la expedición en un fracaso, De otra parte, se producía un ascenso estratégico importante de Venecia y el sultán selyúcida Kilij Arslan II había reforzado su poder en Asia Menor eliminado a sus rivales. El emperador Manuel I fue derrotado por Kilij Arslan II en la batalla de Miriocéfalo (Frigia, 17 de septiembre de 1176), buena parte por cometer errores tácticos graves. La derrota tuvo mayor impacto psicológico que militar, el emperador había dedicado muchos recursos con infructuosas aventuras en Egipto e Italia, dando tiempo a los selyúcidas para armar sus ejércitos. El desastre inició el deterioro del emperador, acabando con su vida en 1180. |