Denario 134-138 de Publio Elio Adriano 'Imperator Caesar Divi Traiani filius Traianus Hadrianus Augustus' Publio Elio Adriano, emperador romano (117-138), conocido como Adriano, Divus Hadrianus tras su deificación, miembro de la dinastía Ulpio-Aelia, segundo emperador hispano. Durante su reinado el Imperio Romano alcanzó la mayor extensión territorial de la historia.
Adriano nació en el término de Santiponce (Sevilla), en el seno de una familia acomodada que había emigrado a Hispania en tiempos de Escipión el Africano, hijo del senador Publio Elio Adriano Afer (primo de Trajano) y de Paulina (aristócrata de Cádiz, hermana de Elia Domicia Paulina que casó con el cónsul Lucio Julio Urso Serviano), huérfano a los ocho años, recibió una esmerada educación bajo la protección del emperador Trajano. Adriano destacó por su afición a la filosofía, estoica y epicúrea.
Entre los años 100-108, casó con Vibia Sabina (hija de Salonina Matidia, sobrina de Trajano) y fue designado Quaestor Imperatoris y Comes Augusti. Como esperanza de sucesión, el emperador Trajano le regaló el diamante de Nerva y, entre otras distinciones, lo recomendó como Consul Suffectus.
Adriano acompañó a Trajano en la guerra de Dacia (105-106), en el 107 fue nombrado gobernador de Panonia Inferior, cónsul suffecto (109) y gobernador de Siria (116).
A la muerte del emperador Trajano en el 117, ascendió al trono imperial gracias al apoyo de la emperatriz Pompeya Plotina (esposa de Trajano) que envió cartas a los senadores informando que había sido la última voluntad del emperador. De otra parte, el prefecto del pretorio Atiano hizo ejecutar a varios adversarios.
Las protestas del Senado por estos hechos, obligaron al nuevo emperador Adriano a destituir a Atiano, quien fue recompensado con el rango senatorial.
El mandato del emperador Adriano estuvo marcado por un carácter antimilitarista, a excepción de la segunda guerra judeo-romana (132-135), renunciando a la conquista de Mesopotamia que Trajano había iniciado.
Las fronteras menos estables se reforzaron con fortificaciones permanentes, siendo la más famosa la que se levantó en Gran Bretaña, conocida como el Muro de Adriano. Tras tomar el norte de Gran Bretaña, se alzaron numerosos edificios defensivos con el objetivo de encerrar a los caledonios. Las fronteras del Rin y del Danubio mejoraron las comunicaciones y aumentaron la seguridad local gracias a fortificaciones, puestos de avanzada y atalayas. En el 121 se evitó un conflicto con el Imperio Parto gracias a sus habilidades diplomáticas.
Consolidó el Consejo del emperador, introdujo reformas en la burocracia, en el ejército y en la hacienda (donde hizo prevalecer la recaudación directa de los impuestos frente a los intereses de los intermediarios). Promovió grandes construcciones: El anfiteatro de Nimes, el templo de Venus, el Castillo de Sant'Angelo y los puentes del Tíber en Roma.
Para resolver la cuestión sucesoria, en el 136 adoptó al cónsul ordinario Lucio Ceionio Cómodo, que tomó el nombre Lucio Elio Vero, concediéndole la tribunicia potestas, la administración de Panonia y en el 137 un nuevo consulado. Designado como sucesor, Lucio Elio Vero no accedió al trono imperial al morir el 1 de enero del 138.
Tras su muerte, Adriano adoptó como sucesor a Tito Fulvio Boionio Arrio Aurelio Antonino (emperador Antonino Pío), uno de los cuatro legatus consularis de Italia, que había ostentado el proconsulado de Asia. En febrero de 138 se le concedió la tribunicia potestas y el imperium, con la condición de que adoptase a Lucio Ceionio Cómodo (conocido como Lucio Vero Antonino) y a Marco Annio Vero (conocido como Marco Aurelio).
El emperador Adriano fallecía el 10 de julio de 138 en su villa de Bayas, siendo enterrado en Puteoli, poco después fue trasladado su cuerpo a los Jardines de Domicia de Roma, cerca de las obras de su Mausoleo. Cuando terminó la construcción en el 139, se incineraron los restos y se trasladaron las cenizas al Mausoleo, donde ya permanecían las cenizas de su esposa Vibia Sabina y su hijo adoptado Lucio Elio Vero. El emperador Antonino Pío deificó a Adriano ese mismo año y trasladó sus cenizas al templo del Campo de Marte.