Sólido, Rávena (430-435) 18.000 euros Justa Grata Honoria era hija Constancio III, Emperador de Occidente, y de Gala Placidia (hija de Teodosio I, esposa del rey visigodo Ataúlfo, medio hermana de los emperadores Arcadio y Honorio). Su hermano pequeño, Valentiniano III, heredó la púrpura del tío de ambos, Honorio, Emperador de Occidente.
Honoria durante su niñez fue testigo de la gran influencia política que tuvo su madre Gala Placidia, acompoñandola, junto con su hermano pequeño Valentiniano (futuro emperador) a Constantinopla, donde residía su tío Arcadio, Emperador de Oriente. En Constantinopla, Honoria se educó junto con sus primas Pulqueria (Santa Pulqueria), Arcadia y Marina.
Mujer ambiciosa y de gran carácter quiso ejercer su influencia sobre su hermano el emperador Valentiniano III, bajo la regencia de su madre Gala Placidia. Los escándalos rodearon pronto la vida de Honoria, parece que quedó embarazada de Eugenio, administrador de sus territorios, haciéndose pública la relación. Cuando el emperador Valentiniano III ya era adulto, ordenó ejecutar a Eugenio, puso bajo su tutela a Honoria, y decidió casarla con el senador Baso Herculano.
Honoria para librarse del matrimonio con el senador envió una carta al gran enemigo del Imperio Romano de Occidente, el rey de los hunos Atila, solicitando su ayuda, adjuntando un anillo para simbolizar su alianza. El rey de los hunos tomó el anillo como una oferta de matrimonio, decidiendo que apoyaría a Honoria, reclamando como dote la mitad del Imperio Romano de Occidente. Cuando Valentiniano III se enteró de los hechos, gracias a la intervención de Gala Placidia, Honoria consiguió salvar la vida. Tanto Valentiniano como Placidia se excusaron con Atila, manifestando que la carta de Honoria no era una petición de matrimonio y, en consecuencia, no tenía ningún derecho sobre el territorio que reclamaba.
Atila defendió que la propuesta de matrimonio era legítima y demandó a Valentiniano III que le entregase a su esposa y a los territorios solicitados como dote. Al negarse Valentiniano, el rey de los hunos en el 451 comenzó a invadir los territorios del Imperio Romano de Occidente. En el 452 se encontraba prácticamente toda Italia sometida por los hunos. Valentiniano III huyó de Rávena a Roma. Mientras que Aecio permaneció en campaña, sin potencia militar suficiente para presentar batalla.
Finalmente, Atila se entrevistó en el Po con una embajada romana, formada por el prefecto Trigecio, el cónsul Avieno y el papa León I. Tras el encuentro, el rey de los hunos Atila, El azote de Dios, inició si retirada sin reclamar los territorios que deseaba y su matrimonio con Honoria.
Han trascendido muchas explicaciones sobre este hecho, entre otras, que las hambrunas y epidemias debilitasen a su ejército; que las tropas enviadas al Danubio por Marciano, Emperador de Oriente, le obligasen a retroceder; que el papa León I le convenciera.
Cualesquiera que fueran las razones de Atila, el caso es que dejó Italia y regresó a su palacio. Desde donde decidió atacar nuevamente Constantinopla, exigiendo el tributo que el emperador Marciano le había dejado de pagar. A comienzo del 453 la muerte sorprendió a Atila. Tras su muerte, sus hijos Elac (heredero), Dengizik y Ernakh combatieron por la sucesión y, estando divididos, fueron vencidos en el 454 por una coalición de diversos pueblos (gépidos, hérulos, ostrogodos).
Después del enfrentamiento con los hunos, Honoria desaparece de la historia. Se cree que ya no vivía en el 455 cuando los vándalos saquearon Roma.