Sólido, Constantinopla 711-713 4.000 euros Filipico Bardanes, emperador bizantino (711-713), hijo del patricio Nicéforo de Pérgamo, tuvo una extraordinaria influencia durante el mandato del emperador Tiberio III, que terminó desterrándolo a la isla de Iona (Cefalonia) temiendo el gran poder que adquiría dentro de la corte y a sabiendas que preparaba un complot para destronarle. Destierro que fue levantado por el emperador Justiniano II para ponerle al frente de una expedición contra la ciudad de Cherson (Crimea). Filipico al estar al frente del ejército aprovecho la oportunidad para penetrar en Constantinopla (noviembre de 711) y hacerse con el trono bizantino, ejecutando a Justiniano II y a su heredero Tiberio.
El emperador Filipico fue un gran defensor del monotelismo, doctrina religiosa que aseguraba la unidad de la obra y voluntad de Jesucristo en una sola persona. Retiró del palacio los iconos y pinturas que hacían referencia al III Concilio de Constantinopla (681).
El monotelismo trataba de establecer un puente entre la ortodoxia cristiana y el monofisitismo (doctrina que defiende que en Jesucristo hay dos naturalezas, la divina y la humana, sin separación ni confusión). La política religiosa de Filipico entraba en contradicción con la de sus predecesores que habían defendido la ortodoxia para congraciarse con el cristianismo occidental. Parece ser que la apuesta que hizo Filipico por el monotelismo fue una apuesta por atraer a la población armenia al Imperio.
Como consecuencia de su política religiosa no fue reconocido como emperador por el Papa Constantino I.
El mandato de Filipico fue un desastre en política exterior, los árabes se hicieron con el control de Cilicia. Los búlgaros asediaron Constantinopla en 712. Entre los años 712-713, los árabes conquistaron gran cantidad de ciudades, campañas que culminaron con el saqueo e incendio de Antioquía.
Cuando Filipico trataba de organizar el ejército para hacer frente a los continuos ataques, se rebelaron los soldados de la thema de Opsikion (distrito administrativo de la región de Constantinopla), nombrando emperador a su secretario Artemio, que tomó el nombre de Anastasio II.
El emperador depuesto Filipico acabó cegado y encerrado en un monasterio de Constantinopla, donde moría al año siguiente. El emperador Anastasio II derogó todos los edictos que favorecían al monotelismo.