Sólido, Siracusa (797-802) 20.000 euros Irene de Atenas o Irene de Bizancio, procedente de una familia modesta, casó en 769 con el emperador León IV, ejerciendo gran influencia sobre su marido. Asumió la regencia durante la minoría de edad (780-790) de su hijo Constantino VI. En 792 fue asociada al trono con su hijo, y entre (792-802) asumió el poder en solitario.
Irene ordenó la restauración al culto de las imágenes, prohibida en 726 por el emperador León III 'El Isaurio', y nombró patriarca de Constantinopla a su antiguo secretario Tarasio. Durante el gobierno de su marido, el emperador León IV, tuvo que renunciar públicamente a sus creencias iconódulas.
Convocó dos Concilios, el primero en agosto de 786 en la Iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla, con la asistencia de delegados del Papa Adriano I y de los patriarcas de Alejandría, Antioquía y Jerusalén. El segundo Concilio, en septiembre de 787, fue en Nicea, declarando herética la doctrina iconoclasta, especificando que los iconos podían ser objeto de veneración y no de adoración. El éxito del II Concilio de Nicea supuso la reunificación con la Iglesia de Occidente.
Irene de Atenas decretó en 790 que en el gobierno bizantino tendría prioridad ante su hijo adulto Constantino VI. La decisión provocó una conspiración para deponer a la emperatriz del gobierno, el levantamiento fue sofocado, los instigadores fueron castigados y el emperador Constantino VI fue encarcelado. En la parte occidental del Imperio bizantino, con predominio de iconódulos, la decisión se aceptó sin dificultad alguna. En Asia Menor el ejército se negó y dio comienzo una revuelta que finalizó con la proclamación de Constantino VI como único emperador. Cuando el emperador Constantino VI derrotó a los armenios, la emperatriz Irene fue encerrada en una prisión.
Constantino VI emprendió una expedición contra los búlgaros en la que fue vencido. Tras los fracasos militares, Constantino decidió devolver el poder a su madre Irene, siendo confirmada emperatriz. Ante los hechos, la facción iconoclasta trató de colocar en el trono al cesar Nicéforo (uno de los hermanos del emperador).
Cuando la conspiración fue descubierta, Nicéforo fue cegado.
La emperatriz Irene de Atenas en el 797 fraguó una conspiración contra su hijo Constantino VI, en junio de ese año fue apresado y cegado. Al acabar son su hijo, Irene de Atenas fue la primera emperatriz que ocupó el trono imperial con su propio nombre.
El Papa León III en el año 800, ante la ausencia de un emperador varón en el Imperio bizantino, coronó a Carlomagno como emperador de Occidente. La decisión del Pontífice se tomó como un acto sacrílego en el Imperio de Bizancio, que puedo ser enmendado en el verano de 802 cuando el emperador Carlomagno envió embajadores a Constantinopla proponiendo su matrimonio con la emperatriz Irene de Atenas.
En octubre de 802, un antiguo funcionario de finanzas y recaudación del Imperio, Nicéforo I, ocupó el trono imperial con ayuda de patricios y eunucos de palacio. La emperatriz fue desterrada a la isla de Lesbos, donde murió en 803. La Iglesia Ortodoxa la considera como Santa Irene por restaurar el culto a las imágenes.