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Exposición UEE

Plaza de Cibeles 

Fuente Neptuno 

Carteles de la Unión Española de Explosivos (UEE), Portal Fuenterrebollo

La Casa de Vacas del Parque del Retiro (Madrid) acoge una exposición insólita durante el mes de julio de 2006, cuyo primer testimonio data de 1899 y el último, totalmente actual. Se trata de una colección de ilustraciones realizadas por artistas muy conocidos para la Unión de Explosivos de España (UEE) cuyos calendarios decoraron establecimientos públicos, tabernas, estafetas de correos, consultas médicas, y otros escenarios del mundo rural y de numerosas ciudades españolas.
La muestra reúne, bajo la forma habitual de retratos, una gama de personajes (marineros, obreros y campesinos) vinculados de alguna manera a la pólvora, la cartuchería o la dinamita fabricadas por la firma que despliega el mecenazgo de la colección.

& Alfred Nobel (1833 - 1896), en 1872, junto con un grupo de industriales y banqueros de distintas nacionalidades, funda la Sociedad Anónima Española de Dinamita (Privilegios A. Nobel), tras obtener un 'privilegio' firmado por el Rey Amadeo I de Saboya, que en 1896, dará lugar a la Unión Española de Explosivos (UEE).
UEE se fusionó en la década de los setenta con su gran competidor Compañía Española de Minas de Río Tinto, creando el gran consorcio Explosivos Río Tinto (ERT).
la transición, ERT recuperó, al filializar las actividades de explosivos, cartuchería y defensa, la denominación de Unión Española de Explosivos.

Diana, Acuarela y Gouache de Arturo Mélida. Calendario 1900. Portal Fuenterrebollo

Diana Cazadora.
Arturo Mélida y Alinari (1849 - 1902)
Acuarela y Gouache 49 x 27 cm
Calendario, 1900

 

El primer cartel de la colección se encabeza con el nombre de la Compañía, entonces Unión Española de Explosivos - hoy Maxam -, mecenas de su creación. Bajo dicho nombre, y seguido de su dirección postal, se desarrolla una filacteria en la que se expresan tres productos fabricados por la empresa: pólvora de mina, dinamita y mecha de seguridad. Seguidamente, la escena cinegética narrativa protagonizada por la diosa Diana secundada por la representación de Hércules realizando uno de sus heroicos trabajos. Entre ambas escenas queda el hueco destinado a sobreponer el taco de almanaque. Y de seguido, en una franja de color neutro, otros productos de la Compañía: cartuchería de escopeta, pólvora de caza, cápsulas para revólver y cápsulas Flobert.

Todos los recursos técnicos y expresivos del cartel están manejados con sobria precisión: acuarela y gouache sobre papel, los abundantes motivos letristas o gráficos, el dibujo preciso de las figuras y la armonía de la composición ornamental y de escenas, ... Como resultado, una gran y original vidriera de apariencia ornamental.

Santa Bárbara, Acuarela y Gouache de Arturo Mélida. Calendario 1901. Portal Fuenterrebollo

Santa Bárbara.
Arturo Mélida y Alinari (1849 - 1902)
Acuarela y Gouache 49 x 27 cm
Calendario, 1901

Un año después, Arturo Mélida repetía alguno de los elementos que ya dispuso en 1900, el encabezamiento de Unión Española de Explosivos, la dirección postal de Madrid y el listado de productos que la Compañía quería promocionar con una técnica publicitaria novedosa, el cartel convertido en almanaque.

Sin embargo, en esta ocasión, las pautas modernistas aunque sin desaparecer del todo dejan paso a un historicismo académico que, bajo la presidencia de Santa Bárbara, patrona de todos los que guardan explosivos en sus trabajos (artilleros, mineros, bomberos), remite a algunos de los hitos de la historia imperial española.

Diana con Escopeta, Óleo de Emilio Sala Francés. Calendario 1902. Portal Fuenterrebollo

Diana con Escopeta.
Emilio Sala Francés (1850 - 1910)
Óleo 66 x 35 cm
Calendario, 1902

 

Emilio Sala inauguró la larga serie de 'mujeres de explosivos' por la que es conocida la Colección. Elegante y burguesa, atrevida por su mirada directa a nosotros y por la práctica deportiva que ejerce, la caza. De esta manera, queda refleja indirectamente la actividad de la empresa mecenas como productora que era y sigue siendo de productos de cartuchería deportiva.

Dejados atrás los dos primeros años de referencias mitológicas y el listado de productos de la Compañía, llega la primera obra que, aún no siendo creada con una técnica que podríamos considerar adecuada para el cartel, se convertiría en tal gracias a su reproducción como cromolitografía con el nombre de la empresa en su margen superior.

Esta 'Dama con Escopeta' es, hasta la fecha, la más reciente adquisición de la Colección UEE. En paradero desconocido durante muchos años, la última edición de la Feria de Artes y Antigüedades de Madrid nos aportó la satisfacción de encontrarlo para reintegrarlo a la Colección. Una labor en la que desde la Fundación UEE y Maxam seguimos trabajando para localizar los doce originales aún en paradero desconocido, como los aquí reproducidos.

Grupo valenciano en fiesta, Acuarela y Gouache de Cecilio Plá y Gallardo. Calendario 1907. Portal Fuenterrebollo

 

 

 

 

Grupo valenciano en fiesta.
Cecilio Plá y Gallardo (1860 - 1934)
Acuarela y Gouache 52,5 x 28 cm
Calendario, 1907

Cazadores, Gouache de Cecilio Plá y Gallardo. Calendario 1908. Portal Fuenterrebollo

 

 

 

 

Cazadores.
Cecilio Plá y Gallardo (1860 - 1934)
Gouache 52 x 28 cm
Calendario, 1908

Dama cazando, Acuarela y Gouache de Manuel Benedito Vives. Calendario 1911. Portal Fuenterrebollo

 

 

 

 

Dama cazando.
Manuel Benedito Vives (1875 - 1963)
Acuarela y Gouache 97 x 54 cm
Calendario, 1911

 

El saludo en el mar, Óleo de Juan Martínez Abades. Calendario 1912. Portal Fuenterrebollo

 

 

 

El saludo en el mar.
Juan Martínez Abades (1862 - 1920)
Óleo 74 x 44,5 cm
Calendario, 1912

 

Disparando cañón sobre cubierta, Óleo de Juan Martínez Abades. Calendario 1914. Portal Fuenterrebollo

 

 

 

Disparando cañón sobre cubierta.
Juan Martínez Abades (1862 - 1920)
Óleo 76 x 45 cm
Calendario, 1914

 

El viejo y el año nuevo, Óleo de José Villegas y Cordero. Calendario 1915. Portal Fuenterrebollo

El viejo y el año nuevo.
José Villegas y Cordero (1844 - 1921)
Óleo 60,5 x 36,5 cm
Calendario, 1915

 

 

El fin de un año supone el inicio de otro. A la muerte le sigue el nacimiento. A la noche y la oscuridad, el alba y la luz. Una secuencia lógica de acontecimientos y de interpretaciones filosóficas que José Villegas interpreta de manera simbolista en una alegoría en la que lo nuevo y lo sugerente destacan casi con alevosía sobre aquello a lo que conviene sustituir.

'El viejo y el año nuevo' supone una muestra más de la diversidad de estilos que la Colección UEE reúne en sus primeros años. Tras el modernismo de Arturo Mélida (1900 y 1901) o el realismo de Manuel Benedito (1909 y 1911) - autores también recogidos en esta exposición - llegó un simbolismo de fácil lectura como el que aquí podemos ver. El tratamiento del color, basado en colores cálidos, fuertes y radiantes, en duelo con la zona sombría que cae rendida a sus pies, nos llevan hasta el mundo onírico en que sucede este espectáculo sobrenatural que presuponemos ocurre cada 31 de diciembre.

El fecundo año nuevo, asexuado a la manera de un ángel, trae consigo un derroche de regalos, pinceladas de color que lo llenan todo. El año nuevo y todo lo que trae consigo domina la perspectiva desde su nacimiento, más que ensombreciendo, casi quemando el tiempo pasado, el año viejo.

Dama con lentes en la mano, Gouache de Luis Menéndez Pidal. Calendario 1916. Portal Fuenterrebollo

Dama con lentes en la mano.
Luis Menéndez Pidal (1861 - 1932)
Gouache 56 x 33 cm
Calendario, 1916

 

Una dama en un gesto elegante y refinado que envuelta que en el humo febril del , y si obviáramos la franja superior que nos remite a Unión Española de Explosivos, bien pudiera hacernos creer que nos encontramos ante una ilustración para Mujeres enamoradas de D.H. Lawrence o El Gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald.

Un paisaje que por el año al que dio imagen, 1916, y por los orígenes del pintor debemos deducir del norte peninsular. Puestos a suponer, del mismo Asturias en que nació Luis Menéndez Pidal, y que dio imagen en su encargo a uno de los gustos de la burguesía del momento, su propio retrato con la temática industrial, muy de moda por la novedad que suponía en aquellos momentos.

Una Asturias en despegue industrial, metalúrgico, siderúrgico y minero, en este momento de principios de siglo y en el que entonces UEE - hoy Maxam - jugó un papel importante aportando los medios con que servirse de la energía expansiva para la obtención de los minerales que posteriormente transformaban las industrias. Tierra además en la que la Compañía tiene parte de sus orígenes, de las nueve sociedades que se fusionaron creando en 1896 Unión Española de Explosivos, tres de ellas estaban asentadas en el Principado de Asturias: Santa Bárbara, La Manjoya y Mechas de La Manjoya.

Dama con perro, Óleo de José Ramón Zaragoza. Calendario 1920. Portal Fuenterrebollo

Dama con perro.
José Ramón Zaragoza (1874 - 1949)
Óleo 60 x 36,5 cm
Calendario, 1920

 

José Ramón Zaragoza representó, por partida doble - 1919 y 1920 - en la Colección UEE de manera perfecta a la sociedad burguesa que le rodeaba. En esta 'Dama con perro' ilustró el claro ideal de belleza femenina burguesa de la época.

Diestro en el dibujo y en el color, el dominio de la luz y el suave modelado confiera a las figuras de la dama y su mascota un gesto elegante de paz y equilibrio que les envuelve en una atmósfera ambiental adecuada de reposada serenidad física. Enmarcada en un fondo de un intenso rojo, la mujer que nos observa aúna en armonía expresión, diseño y cromatismo.

En esta época en que los pintores ya no concebían carteles, sino óleos que posteriormente se reproducían como tales, los pintores acostumbraban a dejar una franja de color de fondo en uno de sus márgenes horizontales para en imprenta colocar sobre el mismo el nombre de la Compañía y el año al que el calendario daba imagen.

La conversación, Óleo de Alvaro Alcalá Galiano. Calendario 1923. Portal Fuenterrebollo

La conversación.
Alvaro Alcalá Galiano (1873 - 1936)
Óleo 59,5 x 37 cm
Calendario, 1923

Los años van pasando y la temática de la Colección UEE se va haciendo cada vez más atrevida en su reflejo de la vida social burguesa de principios del siglo XX. Lejos de esta intimidad quedan las actividades festivas - Grupo valenciano en fiesta (1907) de Cecilio Plá y Gallardo, Dama cazando de Manuel Benedito Vives - también recogidas en esta exposición.

Que el hombre, más bien un gentleman, nos dé la espalda, junto con la autoconfianza y tranquilidad que transmite ella, hace que 'La conversación' parezca más una metáfora de una proposición o un juego de seducción verbal.

El juego de luces nos lleva a un momento de última hora de la tarde de una sesión estival de un campo de tiro. El atardecer que ilumina desde la derecha produce las tonalidades amarillas y naranjas que dan aún más placidez y calor al diálogo con proposiciones que damos por sentado entre ambas figuras.

Encendiendo la mecha, Óleo de Julio Romero de Torres. Calendario 1924

Encendiendo la mecha.
Julio Romero de Torres (1874 - 1930)
Óleo 63,5 x 40,5 cm
Calendario, 1924

Encendiendo la mecha fue el primero de los óleos que Romero de Torres elaboró para el calendario de UEE. Un cartel en toda regla, he ahí el nombre de la empresa colocado a modo de anuncio-letrero en su parte inferior, y el juego de interacción que realiza la cartuchera (así es como eran conocidas las mujeres que en las fábricas de UEE se encargaban de encartuchar las dinamitas) con el cartucho que cuelga de sus manos sobre el letrero de Unión Española de Explosivos en claro reclamo hacia nosotros.

La oscuridad de la obra da misterio y hechizo a la anécdota que se nos cuenta, una mujer, típica de la iconografía del cordobés, enciende con un cigarrillo la mecha de un cartucho de dinamita y nos mira con sonrisa. Al fondo, una mina-infierno asoma en la boca de una caverna.

El símbolo induce al juego, provoca la imaginación. Ese fuego que enciende la mecha, ¿es de una mujer que fuma?, ¿quizás de un minero?. ¿Enciende sólo el cartucho o más bien el infierno-mina que tras ella vislumbramos y que su sonrisa sugiere?. La anécdota es más que un mero reflejo y se adentra en nosotros creando una historia en espiral sin fin, que crece y crece como un vodevil sin pausa.

Mujer con pistola, Óleo de Julio Romero de Torres. Calendario 1925. Portal Fuenterrebollo

Mujer con pistola.
Julio Romero de Torres (1874 - 1930)
Óleo 52 x 34.5 cm
Calendario, 1925

 

 

Un años después de su primera aportación, Julio Romero de Torres, guía a la Colección hacia un momento aleatorio de una página sin numerar de una novela negra en la que no tenemos nada en claro para saber qué ocurre.

En ella, una mujer, como poseída, frenética, asomada en una ventana, parece estar a punto de un acto violento. Lo que nos falta por saber es si es producto de la pasión, de la venganza, o como acto de defensa. La ciudad del fondo, la noche, el atuendo de la mujer que se nos muestra, son rasgos que remiten a una escena tópicamente cinematográfica. El gesto de la mujer también es cinematográfico, como la composición o toma que acentúa dramáticamente el perfil. La mano izquierda, que se apoya en el alféizar, tiene algo de perverso en la doblez de los largos dedos engarfiados.

Su verismo casi palpable dota a 'Mujer con pistola' de eternidad. Ochenta años después de su creación, esta morena con perfil y ojos desorbitados sigue incitando a la fantasía y a imaginar y suponer protagonistas e historias entrecruzadas que acaben obligando a empuñar con nervio el arma de fuego que vemos.

Dinamiteros, Óleo de Elías Salaverría. Calendario 1928

Dinamiteros.
Elías Salaverría (1889 - 1953)
Óleo 61 x 36 cm
Calendario, 1928

En 1928 la Unión Española de Explosivos (UEE) - hoy Maxam - era ya una de las más grandes empresas del país, y símbolo sin duda de la industrialización y desarrollo del País Vasco. De ahí que beba, sin disimulo alguno, de su regionalismo pictórico - por extensión del todo cultural -, la tradicional txapela, las camisas blancas - color que tal y como refleja la ikurriña alude a la religión católica -, así como la corpulencia del masculino genérico protagonista.

A pesar de que en estos años las aportaciones a la Colección ya habían abandonado la técnica asociada tradicionalmente al cartel, la acuarela o el gouache sobre papel, los artistas a los que se acudía año tras año no dejaban de incluir el nombre de la empresa de manera explícita en su composición. Al igual que otros - como los también presentes en esta exposición Julio Romero de Torres, 1924, o Luis Menéndez Pidal, 1916 -, Elías Salaverría incluye un destacado haciendo mención a la empresa mecenas.

Del título, Dinamiteros, debemos deducir el nombre cotidiano con el que eran conocidos entonces los artilleros, los encargados en las minas del uso de los explosivos. Así denominamos entonces por ser este producto, la dinamita, el más conocido que entonces se utilizaba para conseguir los minerales que a toda mina se le exige proporcionar.

La escopeta de caza, Óleo de Julio Romero de Torres. Calendario 1929. Portal Fuenterrebollo

La escopeta de caza.
Julio Romero de Torres (1874 - 1930)
Óleo 63 x 37,5 cm
Calendario, 1929

 

'La escopeta de caza' nos deja una vez más en la intranquilidad del motivo, tan oscuro como en apariencia claro: una mujer morena, de prolongado brazo, sujeta una escopeta de caza con ambas manos y nos mira con ojos velados por una profunda tristeza, al borde del llanto. Cuál sea la 'pieza' a la que tal escopeta está destinada, es cosa que puede adivinarse pero no asegurarse: las lágrimas que puntean la tristeza de la mirada hablan de melodrama amoroso, de engaño quizá, y de vergüenza. Que sea la mujer la que se venga no es accesorio, como no lo es la imposibilidad de fijar la clase social a la que pertenece.

Como muchas de las que pintó Romero de Torres, es, a pesar de su verismo, más arquetípica que real. Podría ser una dama a juzgar por el vestido de tirante, pero también bailarina de facciones ligeramente agitanadas - aunque el pelo a lo garçon es una concesión a la moda de la época que mira más a la ciudad que al campo andaluz -, un personaje de la farándula quizá. Tanto da, a buen seguro no se llegará a conclusión definitiva alguna, pues, como se decía entonces, y todavía se escucha, Romero de Torres pintaba a la mujer, a 'la esencia de la mujer'. El melodrama, la posible venganza, se vive en ese nivel de esencias, un nivel metafísico, eje de buena parte de la tradición popular española.

Tensión e intranquilidad en el óleo y la pared en que se colgará su reproducción como calendario y que seria recordada muchos años después, en 1985 por Amalia Avia en su 'Escena doméstica', también recogida en esta muestra de la Colección de UEE.

El Cohete, Óleo de Julio Romero de Torres. Calendario 1931

El Cohete.
Julio Romero de Torres (1874 - 1930)
Óleo 63,50 x 37 cm
Calendario, 1931

El mismo enigma que transmiten las sonrisas giocondianas de sus mujeres es el que queda en la fecha de este calendario. Debemos suponer que fue una de sus últimas creaciones, ya que el cordobés falleció en la misma ciudad que le vio nacer en 1930, justo unos meses antes de que El Cohete diera imagen al nuevo año. Aunque quizás por sus similitudes, debemos pensar que fue elaborado a la par que 'La Escopeta de caza' que había ilustrado el año 1929.

La nueva mujer que enciende el cohete se nos encapricha que podía ser el 'alter ego' sonriente de aquélla. La actitud es similar, la composición semejante, su indumentaria más estereotipada y parece más andaluza, valga mirarle las facciones, los ojos y el peinado. Los brazos son largos, el busto poderoso, la actitud arrogante.

El cohete, comienzo de los fuegos artificiales, es símbolo de lúcida felicidad y - por encima de la referencia fabril - alusión a la fuerza vital y chispeante que la sexualidad femenina encierra. El espectador que soporte su mirada directa no tendrá dificultad alguna en desentrañar estos y otros tópicos.

Cazadores de perdiz, Óleo de Adelardo Covarsí. Calendario 1941. Portal Fuenterrebollo

 

 

Cazadores de perdiz.
Adelardo Covarsí
Óleo 55 x 35.5 cm
Calendario, 1941

Dama con perro, Óleo de Antonio Luis. Calendario 1946. Portal Fuenterrebollo

Dama con perro.
Antonio Luis
Óleo 64 x 54 cm
Calendario, 1946

 

Rememorando las primeras décadas del siglo, y en una época más de sombras que de luces, la Colección UEE creció en 1946 con el retrato de una dama distinguida. la completa formación de este sevillano alumno de Bellas Artes en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid se deja ver en el academicismo de su composición, al igual que el de la perspectiva con el paisaje intuido de fondo, los rígidos ropajes o el tibio dibujo que es rellenado posteriormente por el color.

El género del retrato fue habitual de Antonio Luis a lo largo de toda su carrera, realizando obras para personalidades, siempre miembros de la alta sociedad o personajes ilustres, como los Reyes de España o el Duque de Alba, entre otros muchos.

En la cantina, Óleo de Juan Antonio Viana. Calendario 1949

En la cantina.
Juan Antonio Viana
Óleo 66,5 x 52,5 cm
Calendario, 1949

La cantina se presenta como el lugar oscuro, sombrío e en el que el hombre cazador tiene un momento de retiro individual.

En un momento de nuestro país en el que la caza no era tan sólo una práctica deportiva, sino también un modo de subsistencia, escenas como ésta se sirven de la tradición figurativa de la Colección UEE para mostrar una realidad que era como el recuerdo que tenemos de ella: colores apagados, escasa variedad tonal, y con un dibujo y una precisión de recursos estilísticos que refleja la misma escasez con que se vivía. Escasez no sólo en lo material, se tenía tanto como se llevaba puesto, sino en lo social, en que muchas relaciones eran como las vemos reflejadas en esta tela, sin comunicación entre los sujetos reflejados.

La escopeta y la pareja de liebres unidas a la jarra de barro nos llevan a imaginar la auto-recompensa a modo de tragos de vino que se está dando a sí mismo este hombre curtido por los años, como su sombrero ajado, que ha conseguido por hoy cubrir sus necesidades básicas, así como las de aquellos que pudieran estar esperándole.

En la mina, Óleo de C. Delgado. Calendario 1950. Portal Fuenterrebollo

En la mina.
C. Delgado
Óleo 65 x 53 cm
Calendario, 1950

 

La Colección UEE no sólo tiene muchas obras de indudable valor, por unos u otros motivos, que mostramos, sino también una historia llena de acontecimientos y anécdotas que explican su devenir, evolución y trayectoria a lo largo de ya más de un siglo.

En este anecdotario una de las nebulosas por resolver es el concurso de pintura organizado en 1950 en Bilbao del que saldrían diferentes obras que hoy en día forman parte de la Colección, como las expuestas: El Brujo - también agrupada en El trabajo con explosivos - u Oteando - recogida en La mujer... entre el realismo y la tradición -. Una de ellas es este asombroso realismo social, En la mina, que aunque nunca llegó a ser calendario, supone una de las obras más significativas de la Colección por su tratamiento del tema del trabajo del artillero.

Ya no es la épica de Manuel Benedito - Descanso (1909) -, ni la exaltación regionalista de Elías Salaverría - Dinamiteros (1928) - sino la desnudez de una ubicación oscura y profunda en lo que lo único que se ha de hacer, y se hace por cumplimiento del deber, es trabajar preparando la extracción de los minerales del interior de la madre naturaleza.

Brujo, Óleo de Fernando Briones. Calendario 1952. Portal Fuenterrebollo

Brujo.
Fernando Briones Carmona (1905 - 1975)
Óleo 66 x 53,5 cm
Calendario, 1952

En 1950 Unión Española de Explosivos - ahora Maxam - organizó en Bilbao un concurso de pintura que presuponemos fue para elegir la obra que ilustrara su siguiente calendario. No fue al año siguiente, sino uno después, 1952, cuando la obra ganadora, Brujo, se pudo ver colgada en paredes de toda la geografía nacional viendo pasar los meses y perdiendo su color por efecto de la incidencia de la luz natural con el transcurrir de los mismos.

El personaje de Fernando Briones se escapa a la tónica de la Colección con este protagonista, un brujo - químico- seguramente de los tiempos en que la Química se denominaba Alquimia - que observa el experimento realizado, y que nada tiene que ver con el resto de las obras que se dieron en los años 50 con Francisco de Ribera - incluido en 'La mujer ... entre el realismo y la tradición' - a la cabeza como señal de identidad estética de aquel período.

Oteando, Óleo de Pedro Batalla Xatruch. Calendario 1960. Portal Fuenterrebollo

Oteando.
Pedro Batalla Xatruch
Óleo 65 x 54 cm
Calendario, 1960

 

A pesar de la similitud de modos y maneras que los pintores en que se basa la Colección UEE durante los largos años conservadores que van desde 1940 hasta finales de los 70, hay uno que destaca especialmente por su técnica al óleo con fines cartelistas. Para ello, Pedro Batalla vuelve su mirada en este Oteando (al igual que en sus otras dos aportaciones a la Colección en 1953 y 1957) a la ilustración norteamericana.

Los trozos del carboncillo de los artistas del otro lado del Atlántico marcan la pauta que sigue la pincelada inmediata y vibrante, de trozo rápido e impetuoso, con la que Batalla nos introduce en la escena. El resto lo consigue mediante colores vivos que sin definir el fondo, ni apenas los detalles, funcionan eficazmente para introducirnos en la escena, a la espera de identificar el mejor blanco en este momento de preparación para la caza.

La niña de los cobres, Óleo de Francisco Ribera. Calendario 1963. Portal Fuenterrebollo

La niña de los cobres.
Francisco Ribera Gómez (1907 - 1990)
Óleo 80,5 x 64,5 cm
Calendario, 1963

Que Francisco Ribera se inició en la pintura como discípulo de Julio Romero de Torres es algo muy evidente en esta morena que, aunque vista en un fondo sin identificación . bien pudiera ser para nosotros el callejón de un pueblo andaluz de paredes encaladas en que el frescor y el anonimato que concede la noche permite a esta muchacha esperar al joven que durante el día trabajó en el campo bajo un sol cruento y enrojecedor.

El costumbrismo del maestro fue convertido por el alumno en un elemento de gran popularidad, muy del gusto del público mayoritario alejado de las vanguardias antiacadémicas, representativo de toda una época y de una manera de entender la pintura en nuestro país. Obras como ésta fueron la seña de identidad de la Colección UEE durante mucho tiempo, los de mayor tirada del calendario, época en que se denominan a las féminas protagonistas 'las mujeres de explosivos'.

En la Taberna, Óleo de José Bardasano Baos. Calendario 1965. Portal Fuenterrebollo

 

En la Taberna.
José Bardasano Baos (1910 - 1979)
Óleo 97 x 70,5 cm
Calendario, 1965

  

'En la Taberna' es ante todo realismo social. Varios mineros nos observan desde el interior de una taberna en la que los juegos de luz producen una atmósfera muy peculiar. La misma sobriedad que rige la vida de estos hombres, posiblemente trabajadores de minas de carbón de interior que pasan días y días en el interior de la tierra entrando antes de amanecer y saliendo cuando es de noche.

Aquí, la dureza que suponemos viven estos hombres a diario se manifiesta no sólo con un precioso abocetado de las figuras del fondo, sino, sobre todo, en el acusado contraste que se da entre las dos primeras. Ambas nos miran directamente a los ojos, un contraste psicológico y plástico marcado tanto por la incidencia caprichosamente diferente sobre uno y otro de la luz como por el gesto diverso. Una luz que a la manera de los maestros flamencos nos rebela la dureza y la desconfianza del hombre colocado en segundo plano, y resalta el desaliento y el desánimo de quien no parece tener ya esperanza en primera línea.

Una escena dura que destaca en la Colección UEE en una época en que las creaciones encargadas para el calendario buscaban siempre la complicidad del espectador a través de escenas amables muy del gusto popular del momento.

 

 

Las Granadas, Óleo de José Puyet Padilla. Calendario 1966

Las Granadas.
José Puyet Padilla (1924 - 2006)
Óleo 81 x 65 cm
Calendario, 1966

Los protagonistas de los óleos de José Puyet fueron casi siempre retratos de hermosas mujeres. En ellos, todos los elementos del fondo tienen como función crear el ambiente necesario para dar significado a la representación central. Así las granadas que como fruto dan título al calendario de 1966, son también un juego que ni siquiera merece ser considerado como metáfora por la evidencia con que es mostrada la oferta y la sugerencia.

Y a pesar de esa evidencia, la visión de esta mujer de hombres desnudos y pecho turgente resulta grata y bella por el equilibrio de sensaciones lineales y cromáticas. Las pinceladas cubren el eficaz dibujo previo, del que parte el pintor, para de manera suave dar uniformidad al tono de piel de esta mujer anónima. Posteriormente las pinceladas la visten con tejidos livianos lo suficientemente transparentes para lidiar lo sugerente con el posible pudor de los espectadores a los que se dirige de manera seductora tanto con el gesto como con la mirada.

Retrato de un Adolescente, Óleo de Domingo Huetos. Calendario 1967

Retrato de un Adolescente.
Domingo Huetos (1921 -  )
Óleo 100 x 80,5 cm
Calendario, 1967

Domingo Huetos acostumbra a presentar tipos pintorescos con atavíos folklóricos, en paisajes abiertos en los que destaca técnicamente por su riguroso dibujo, con fuertes combinaciones de luces y sombras. Así fueron las obras con las que ilustró cuatro calendarios de UEE, retratando en tres de ellos (1955, 1964 y 1967) a futuros hombres rudos del campo, que sin serlo todavía ya dan señales de hombría consolidada.

El adolescente de 1967 fuma como lo hacían los jóvenes de la época, con aire de autosuficiencia en señal de madurez. Igualmente, sus ropas son señal de una situación que le viene de prestado, le quedan grandes, pero las luce con el orgullo de quien piensa en el papel que ha de ejercer en su entorno social. Pero con la tranquilidad de quien controla lo que sucede a su alrededor, de quien domina y conoce su entorno. Un alrededor que suponemos rural en el que una obra como esta a modo de almanaque se veía colgada en bares, estancos, farmacias, ...

Los frutos del campo, Óleo de Francisco Ribera. Calendario 1968. Portal Fuenterrebollo

Los frutos del campo.
Francisco Ribera Gómez (1907 - 1990)
Óleo 73 x 60 cm
Calendario, 1968

He aquí una de las trece ocasiones en que Francisco Ribera firmó el Calendario UEE entre 1947 y 1977. Un conjunto homogéneo que aúna de manera cordial la influencia romántica de su formación en la Academia de San Fernando de Madrid con la luz mediterránea como podemos ver en esta muestra pintada en 1961 como rebela en su ángulo inferior izquierda, siete años antes de que fuera utilizada para el conocido Calendario de la compañía.

La anterior muestra pública de la Colección UEE en Casa de Vacas en este Parque del Buen Retiro de Madrid en 1998 nos dejó anécdotas como la de la muchacha que muchos años después de posar como modelo para mostrar 'Los frutos del campo' descubriera, sin tener conocimiento de ello, el resultado de aquel trabajo colgado en estas paredes en que lo hace ahora ocho años después.

Espiga rota, Óleo de Gil Guerra. Calendario 1973. Portal Fuenterrebollo

Espiga rota.
Gil Guerra
Óleo 65,5 x 53,5 cm
Calendario, 1973

 

De la misma manera que José Puyet en las 'Granadas' aquí vecinas, Gil Guerra cultiva la línea de Francisco Ribera reavivando el viejo tópico de los pechos femeninos en una campesina con gavillas que muerde una espiga y, ampliamente descotada, nos mira con picardía ...

Los colores más vivos del cuadro, con respecto a sus antecesores, y la alegría lozana de la joven campesina reflejan la España de entonces, todavía con profundas raíces rurales, pero ya en un país en vías de la modernidad, abierto a las influencias del extranjero, a las nuevas costumbres y a las ligerezas que estas conllevaban: el bikini, la minifalda, las playas de Benidorm o los viajes en tren hasta Perpignan para ver 'El último tango en París'.

Anciano con perdices, Óleo de José Puyet. Calendario 1974. Portal Fuenterrebollo

Anciano con perdices.
José Puyet Padilla (1924 - 2006)
Óleo 100 x 81 cm
Calendario, 1974

La segunda intervención de José Puyet en la colección - la primera en 1966 con Granadas - supuso uno de los últimos cazadores a la antigua usanza como protagonista de un calendario de UEE.

Partiendo de un precioso dibujo, y con una pincelada de fondo impresionista, asistimos a un retrato de profunda intromisión en la intimidad del 'Anciano con perdices' que nos mira sin pudor ni asombro, sino con la desnudez de quien ya sabe que ha vivido tras de sí todo lo que debía vivir y ahora disfruta de los placeres que le ofrece la naturaleza, como es para este hombre el campo y la caza.

El trasfondo andaluz de Puyet, sevillano de nacimiento, se deja ver en el apego a la tierra que denotan los colores apagados y térreos, los ocres y las suaves pinceladas que se extienden lo justo para cubrir la línea del dibujo que le marca el camino a seguir sobre el óleo. Una justa combinación entre la herencia de la escuela sevillana y la técnica impresionista que el autor había aprendido en su niñez con su abuelo, el maestro Padilla.

Escena doméstica, Óleo de Amalia Avia. Calendario 1985. Portal Fuenterrebollo

Escena doméstica.
Amalia Avia (1930 -  )
Óleo 100 x 81 cm
Calendario, 1985

 

El recuerdo viene en muchas ocasiones a través de los objetos que los mantienen vivos, que hacen que el pasado siga siendo presente de alguna manera. En esta naturaleza muerta, en el interior de una vivienda de un cazador, esta 'Escena doméstica' es habitual para el practicante de esta disciplina deportiva. Sin embargo, la naturalidad de lo cotidiano tiene algo de enigmático con esta reinterpretación barroca del cuadro dentro del cuadro a modo de calendario dentro del calendario.

Que la presencia de Romero de Torres es algo vivo en la Colección es tan cierto como el protagonismo que le concedió Amalia Avia. El rescate de 'La Escopeta de caza' para un calendario 56 años después de su creación originaria para el fin con que fue concebida tiene poco de casual y mucho de enigmático.

Una interlocución con el pasado que hace del placer de observar esta obra un ejercicio de reflexión sobre el devenir del tiempo y los motivos que fueron creados para durar mucho menos de lo que pensábamos cuando eran concebidos o adquiridos.

Ave y flores, Óleo de Matías Quetglás. Calendario 1986. Portal Fuenterrebollo

Ave y flores.
Matías Quetglás (1946 -  )
Acrílico 100 x 80 cm
Calendario, 1986

El referente a la empresa da el marco a este bodegón, una ornamentación mural referida a la caza. Un fondo de representación que da más protagonismo a la apariencia hiperrealista, y por ello, casi irreal, de las flores protagonistas de este acrílico.

Ese contraste entre dibujo clásico y color de los elementos que dan título a su creación, hacen de Matías Quetglás un transformador de la encomienda figurativa, que supone el encargo para la imagen del Calendario UEE, en un juego de realismo fantástico. Un diálogo similar a los planteados por los metafísicos italianos de entreguerras, atemporales, transformando la realidad en una fabulación bajo cuya apariencia se descubre que las formas que vemos representan un mundo secreto, poblado de evocaciones.

Un realismo que resulta de la simplificación y de la búsqueda de lo esencial que deviene de la experimentación de una larga trayectoria y la devoción que este menorquín siente por maestros como Rembrandt, Velázquez, Bacon o Picasso.

La Carta, Óleo de Pedro Bueno. Calendario 1989. Portal Fuenterrebollo

La carta.
Pedro Bueno Villarejo (1910 - 1993)
Óleo 92 x 73 cm
Calendario, 1989

La estela de Julio Romero de Torres va y viene en la Colección UEE desde los años 20. Tras muchos retratos que en los estáticos años 50, 60 y 70 quisieron recuperar la picardía y el descaro de sus mujeres morenas, en los albores de los 80 otro cordobés, Pedro Bueno vuelve la mirada a su paisano, pero no para tomar el carácter de sus mujeres, sino la actitud solvente de aquellas en un paso más adelante, en el de una serena madurez.

Pincelada a pincelada, colocando unos colores sobre otros, apenas bocetado el dibujo en el fondo, el autor crea una atmósfera que nos envuelve en su interior inexistente, del que apenas tenemos referencias. Tan solo una protagonista femenina de la que intuimos una leve sonrisa giocondiana, producto de la lectura de La Carta, en un entorno hogareño que presuponemos como tal por el pequeño bodegón en la derecha de la composición.

Un estupendo retrato, una obra que unida a las aquí también presentes de Amalia Avia y Matías Quetglás, hacía que la Colección UEE, sin traicionar su pasado, se liberara de él para poder permitir en los siguientes años iniciar un camino decidido hacia nuevas metas.

Mirando al futuro, Óleo de Miguel Peña. Calendario 1996. Portal Fuenterrebollo

Mirando al futuro.
Miguel Peña
Óleo 100 x 81 cm
Calendario, 1996

 

'Mirando al futuro' es la expresión espontánea, interior e ilusionaste de una Colección que en este momento, al igual que su empresa mecenas, iniciaba una nueva etapa. Tras una etapa de vicisitudes empresariales UEE - ahora Maxam - había vuelto a su actividad original - la producción, distribución y comercialización de explosivos civiles y productos y pólvoras de caza deportiva. Mientras tanto, su imagen social más representativa, los calendarios, no habían vuelto a ser piezas de encargo desde 1992.

El primer encargo de la nueva etapa fue a Miguel Peña, una apuesta que se salvo con éxito sobresaliente. Sin dejar de estar 'Mirando al futuro', como indica su título, este óleo mira al legado del pasado. a un lenguaje y concepto clasicista que nos recuerda al Picasso de la década de 1920.

El sólido, rotundo y monumental desnudo femenino funciona como una alegoría de la propia Compañía. Un libro ilustrado y un breve conjunto de objetos relacionados con la industria de explosivos cumplen funciones de emblemas a los pies de la noble y maciza figura. La composición se completa con un amplio fondo de paisaje construido, apuradamente dibujado. Una completa alegoría que queda resuelta como tal con la entonación dorada del color que la envuelve y la marca en nuestras retinas.

Razón y Poder, Temple Vinílico de Guillermo Pérez Villata. Calendario 1997. Portal Fuenterrebollo

Razón y Poder.
Guillermo Pérez Villalta
Temple Vinílico 100 x 71 cm
Calendario, 1997

  

Salva el hombre los valles de la naturaleza.

Naturaleza que siente y respira, ama y fascina pero cuyo sentido profundo ignora.

Salta por encima de Ella en puentes y viaductos, la dibuja en trazos y líneas pensadas, la cambia y modifica haciendo de Ella el jardín de lo pensado y el huerto de lo ideado. Saca de sus entrañas su esencia misma y adivina la estructura que lo conforma.

La sabiduría del hombre se asienta en los secretos que Ella guarda y es de esta sabiduría donde nace el Poder: animal multiforme que todo lo puede.

Y el hombre cabalga en el que con la libertad que le da este conocimiento, trotando sobre las ancas de este furioso corcel descabezado.

El mismo instrumento que sirvió para crear este prodigio le servirá para guiarlo. El Poder sin Razón no es sabiduría sino desbocada caída y quebranto.

La Razón ordena y da sentido, conforma en geometrías y el ritmo de los números. Es la otra naturaleza, la creada por el hombre, llámase espíritu, ciencia o arte.

Esa naturaleza que desde el conocimiento contempla a la otra, esa que ama y fascina pero cuyo sentido profundo ignora.

Guillermo Pérez Villalta

Galdácano, Óleo de Clara Cangutia. Calendario 1998. Portal Fuenterrebollo

Gadácano.
Clara Cangutia
Óleo 50 x 64 cm
Calendario, 1998

 

Al igual que Amalia Avia en 1985, Clara Cangutia en 1998 vuelve la mirada al pasado, a las raíces de la propia UEE.

Galdácano toma sus título de la realidad, de la localidad en que nació Maxam - en el momento de esta pintura UEE - como Sociedad Española de la Dinamita de la mano de Alfred Nobel en 1872. Una pequeña aldea de poco más de doscientos habitantes vio como la industria química se convertía en uno de los motores del crecimiento y desarrollo industrial no sólo de su propio municipio, sino también de una región y un país.

Clara Cangutia recoge aquí con un tremendo rigor pictórico todo el realismo que desprende el monte Zuazo, el lugar que desde hacía más de cien años siguen desarrollando buena parte de su actividad las empresas de Maxam. Sin embargo, la escena desprende también una profunda sensación de melancolía, de lazo con el pasado y la tradición. Así, la protagonista femenina, vestida con una bata de trabajo, está de espaldas a nosotros, espectadores que la acompañamos en su mente hasta el recuerdo de aquellas mujeres trabajadoras de UEE conocidas en los inicios del siglo XX popularmente como las cartucheras. Las primeras féminas que, al margen de la industria textil comenzaron a introducirse en el mundo laboral de nuestro país.

Unión Española de Explosivos, Óleo de Eduardo Arroyo. Calendario 1999. Portal Fuenterrebollo

Unión Española de Explosivos.
Eduardo Arroyo
Óleo 64 x 50 cm
Calendario, 1999

 

Este año parece que ha caído en mí la responsabilidad de pintar el famoso calendario y seguir dando continuidad a la Colección UEE. Estoy muy satisfecho de haber sido elegido para que una pintura más se integre en este conjunto de obras que ha conseguido, a pesar de los bombazos y de las deflagraciones de la Historia, sobrevivir con brillantes a nuestra, casi siempre, catastrófica historia.

He querido inscribirme en la tradición de esta antología excepcional y he pintado a una morena de ojos claros, naturalmente española, rodeada de cartuchos, candelas de dinamita y demás artefactos que hacen ruido.

Me encantan todas estas bellas mujeres - se suponen Ibéricas - de rompe y rasga, barreneras, dinamiteras, hembras-bomba, Santa Bárbaras, Dianas cazadoras y para qué seguir: mujeres de armas tomar.

Eduardo Arroyo

Velázquez como pretexto, Óleo de Manolo Valdés. Calendario 2000. Portal Fuenterrebollo

Velázquez como pretexto.
Manolo Valdés
Óleo 153 x 118 cm
Calendario, 2000

Para mí el Calendario de la Unión Española de Explosivos tiene muchos recuerdos visuales y muchas connotaciones culturales. Lo encontré desde niño en los locales de cazadores donde pasaba las vacaciones, me siguió acompañando durante la adolescencia y luego lo perdí de vista.

Cuando volvió a aparecer hace unos meses, en forma de encargo, hice un recorrido por mi memoria y me pregunté cómo podría pintar un tema tan alejado de las imágenes que estaba tratando en ese momento. Una y otra vez me aparecía la imagen del cazador, pero la dificultad para mí estaba en representar una figura con una escopeta. Entonces pensé que una imagen de Velázquez era la adecuada, pues formaba parte de mi repertorio y la conocía todo el mundo.

Estuve dudando entre la imagen de Felipe IV y la del infante Fernando. Me decidí por la última. Este cuadro está en el Museo del Prado y tiene además un perro, algo que seguía encajando con mis memorias. Trabajé con esa imagen en el formato del calendario, fragmentando la figura del Infante, pero el perro quedaba fuera del encuadre, así que la fui levantando hasta que conseguí que asomara la cabeza. Finalmente la composición funcionó y resultó una imagen que refleja mi manera de hacer y cumplía con el encargo.

Lo único que me faltaba para estar contento es encontrarme el calendario en los locales de cazadores que frecuentaba en mi niñez.

Manolo Valdés
Octubre 1999

La Española, Óleo de Eduardo Úrculo. Calendario 2001. Portal Fuenterrebollo

La Española.
Eduardo Úrculo
Óleo 102 x 71 cm
Calendario, 2001

 

Conservo grabados en mi retina infantil los calendarios de Unión Española de Explosivos ocupando el lugar más visible de la casa. Cada invierno, el nuevo calendario sustituía al del año anterior dando sentido a través de la imagen al inevitable transcurrir del tiempo.

Mi misteriosa afición a la pintura en aquellos oscuros años de posguerra en la cuenca minera de Langreo se renovaba contemplando los cuadros reproducidos en los calendarios. Unos me gustaban más y otros menos.

Recuerdo uno de los años cincuenta que copie en casa de mis tíos de León. Era un viejo alquimista, de larga barba y lentes redondos con una enorme garrafa, que observaba con atención un tubo que sostenía entre los dedos. Mi tío Julián, que era químico, lo conservaba enmarcado y yo lo pinté al óleo con la misma pasión que los copistas en el Museo del Prado. Para mí fue un buen ejercicio en mis incipientes comienzos como pintor.

Me ilusiona ilustrar el calendario que da comienzo al nuevo milenio y forma parte de esta colección tan heterogénea, con sus aciertos y desaciertos, que refleja fielmente el discurrir del convulso siglo XX.

Eduardo Úrculo
2000

Composición con Explosivos, Óleo y alquídico de Guillermo Muñoz Vera. Calendario 2002. Portal Fuenterrebollo

Composición con Explosivos.
Guillermo Muñoz Vera
Óleo y alquídico 150 x 100 cm
Calendario, 2002

 

Siempre he defendido el encargo a la antigua usanza como forma de pago, ya que este viejo sistema involucra en el proceso creativo no sólo al artista, sino al último receptor de la obra, el coleccionista. Para un pintor significa un desafío profesional y personal complacer al demandante (que está en su pleno derecho toda vez que es quien financia el trabajo ... ) sin por ello renunciar a sus propias reivindicaciones filosóficas, estéticas o morales. La libertad expresiva no tiene por qué ceder ante una finalidad.

Cuando fui invitado a conocer la Colección, observé atentamente cómo otros pintores, en diferentes épocas, habían resuelto el tema a su manera, desde su propia iconografía y personalidad artística. Entonces, comprendí hasta qué punto la fabricación de explosivos - un tema aparentemente árido - posibilitaba en la pintura belleza, libertas y versatilidad, una riqueza enorme de enfoques del mismo asunto.

En relación a mi encargo, vi la luz cuando las personas que me acompañaron en estos primeros momentos de duda, sugirieron una forma de representar el mundo de los explosivos de UEE, que aún nadie había tocado y que, por suerte, se correspondía con una forma de expresión para mí muy apetecida y recurrente: el bodegón, Bodegón o Naturaleza Muerta.

Hice traer hasta mi taller una muestra de diversos productos y envases con los que realicé innumerables composiciones optando por una composición casi minimalista, tomando el plástico azul como elemento de unidad. La concesión personal: el suelo de piedra de un viejo lagar donde dispuse la composición, material presente en casi todas las antiguas casonas de la localidad - Chinchón - donde vivo y trabajo.

Guillermo Muñoz Vera
Verano 2001

El proyecto, Óleo de Ángel Mateo Charris. Calendario 2003. Portal Fuenterrebollo

El proyecto.
Ángel Mateo Charris
Óleo 130 x 97 cm
Calendario, 2003

 

 

Los calendarios de Unión Española de Explosivos, el que cada año mi padre traía a casa y otros enmarcados en bares, tiendas y salitas, o los murillos y velázquez en las tapaderas de las cajas de mazapanes son las primeras manifestaciones pictóricas de las que tengo recuerdo. Eso y los dibujos de los tebeos, que ya andaban reivindicando ciertos pintores en algún rincón de la contemporaneidad. El Prado quedaba muy lejos de provincias y mis vecinos no tenían vocación de coleccionistas.

Me hubiera gustado pasar mi infancia con los Romero de Torres, Benedito o Pla de las primeras décadas de la colección de UEE de mi cocina, o con los Arroyo, Pérez Villalta y otros de los últimos años, pero cada uno tiene la historia que le toca y la mía fue convivir con mineros, campesinas y cazadores, entre cumbres borrascosas, conejos y cartuchos: la memoria se construye de una forma caprichosa.

Pintar para este calendario es como saltar al otro lado del espejo. Estas tres figuras que se afanan en alguna colosal obra de ingeniería, allá en un cierto Egipto, en no sé qué tiempo, van a colarse en despachos, sacristías y bodegas, en burdeles y colegios, en las casas y talleres de la gente, recordándoles tiempo después un año malo o, espero, otro especialmente bueno.

En los próximos trescientos sesenta y cinco días me gustaría abrir una ventana en su pared, justo detrás de este calendario, y de paso contarles que los explosivos, como todas las herramientas, son inocentes y sirven, nada más y nada menos que para hacer realidad los sueños de los hombres.

Angel Mateo Charris
Verano 2002

Diana, Obra de Andrés Nagel. Calendario 2004. Portal Fuenterrebollo

Diana.
Andrés Nagel
Técnica mixta sobre polyester y fibra de vidrio 102,2 x 82,5 x 6 cm
Calendario, 2004

 

En la figura de Diana coinciden tópicos que han alimentado el mito durante siglos. No fueron los menos relevantes aquellos que establecían una estrecha relación entre la mujer, la belleza y la naturaleza, tan poco era inadecuado pensar en el cuidado y en el alimento, en la protección, y a través de ellos conferir a la mujer una condición más plenamente natural que la de cualquier otra criatura. gracias a la divinidad mítica podíamos gozar de la naturaleza que en ella se manifestaba y ser, así, felices. Diana era amante y gran madre, protectora, dadora de seguridad y alimento, metáfora de una metamorfosis que ponía el universo a nuestra disposición.

El personaje creado por Nagel invierte el mito, y lo hace en varios sentidos. No sólo altera la iconografía tradicional, también altera el significado tradicional de la mujer y de la naturaleza, de la caza y del paisaje. La elaboración idílica que había caracterizado al mito se convierte ahora en forma agresiva, la suavidad de los parajes cede el paso a un cromatismo violento que, sin embargo, cuadra bien con la fisonomía del personaje.

Sin embargo, paródicamente, el artista no está tan lejos del mito como pudiera parecer a primera vista. Esta singular Diana vive de la naturaleza y de la animalidad que se escondía n los orígenes, y la condición agresiva del paraje en que se encuentra es más propiamente natural que la dulzura a la que la tradición nos tiene acostumbrados.

Como si Nagel hubiera decidido 'tomarse en serio' las verdades del mito y ponerlas en la pintura tal como ahora podemos pensarlas, sin hacer concesiones, sin mistificarlas. Diana surge de una pretensión de verdad, y por eso calla ante nuestros ojos en una pintura que, si recuerda algunas de las figuras picasianas de los primeros años del siglo - es de familia afín a la Driada, a las señoritas de Aviñón -, bebe también el agua del expresionismo y del surrealismo. No solo nos invita a mirar y gratificarnos, como hacían las pinturas , nos obliga a pensar aquello que el mito escondía.

Valeriano Bozal
Julio 2003

Santa Bárbara, Óleo de Sigfrido Martín Begué. Calendario 2005. Portal Fuenterrebollo

Santa Bárbara.
Sigfrido Martín Begué (1959 -  )
Óleo 120 x 90 cm
Calendario, 2005

Dice el proverbio que sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando atruena, pero curiosamente no se han acordado de ella en 104 años de calendarios de Unión Española de Explosivos, su última aparición fue en 1901 firmado por Arturo Mélida.

En este cuadro nuestra santa, degollada por orden de su padre hacia 306 por no apostatar de su fe católica, aparece al borde del mar pues tiene desde antiguo muy notable vocación marinera, su nimbo - santo privilegio - está formado por la explosión de una carcasa pirotécnica. Porta un collar de rubíes que evoca su martirio y su traje nos trae remembranzas explosivas. Con su mano izquierda nos recuerda la antigua fabricación de la pólvora, moliendo y mezclando carbón, salitre y azufre, siendo este último un eslabón con el lejano volcán del paisaje. Un rayo divino hace detonar a un péndulo de pruebas, y representa no solo a la tradicional torre herida por un rayo, sino también - por el mismo precio - al cañón, atributo de su patronazgo artificiero, así como a un faro, guía de navegantes.

Con su brazo derecho sostiene con gran templanza - pues no podría ser de otra manera - una redoma de vidrio con nitroglicerina y cuya fórmula está escrita en el recipiente dentro del dibujo de un corazón, recordando así sus benéficos efectos cardiovasculares. En el paisaje de fondo se rememora de manera esquemática la fabricación del ácido nítrico y su aplicación en la minería.

Como santa de primera categoría que es, le acompañan y flanquean dos personajes contrapuestos: a su diestra un ángel arcabucero, de rica tradición en la pintura cruzqueña, porta en su atavío virreinal el logotipo de UEE. A su siniestra un perro sostiene entre sus fauces un cartucho de dinamita Nobel, y por su aspecto no parece muy de fiar; pero no debemos de temer, pues está atado al cuello con la mecha de un detonador de seguridad fabricado por la Unión Española de Explosivos.

El descanso del arma, Óleo de Eduardo Chillida Belzunce. Calendario 2006. Portal Fuenterrebollo

El descanso del arma.
Eduardo Chillida Belzunce
Óleo 124 x 85 cm
Calendario, 2006

 

El arte me sale de las entrañas ... desde dentro hacia fuera ... donde quiera que esté ... desde siempre, con fuerza ... espacios reales e imaginarios al servicio del contemplador atento al silencio, a la luz y al paso del tiempo.

Esa luz ... que entra por las ventanas porque viene del Sol ..., que influye sobre las personas, el paisaje y los objetos ... es la que vigorosa y preñada de sombras se hace mi verdadera maestra.

Buscando siempre la suerte ... si buscas todos los días acabas por encontrarla ... pero hay que estar ahí, con esperanza, esfuerzo e ilusión, para atraparla en el momento preciso ... así es como transcurre el tiempo.

 

Eduardo Chillida Belzunce
Julio 2005

Alfonso XII en el Parque del Retiro, próximo a Casa de Vacas. Portal FuenterrebolloAlfonso XII en el Parque del Retiro, próximo a Casa de Vacas

Alfonso XII en el Parque del Retiro, próximo a Casa de Vacas. Portal FuenterrebolloAlfonso XII en el Parque del Retiro, próximo a Casa de Vacas

Angel Caído en el Parque del Retiro de Madrid, Portal FuenterrebolloAngel Caído en el Parque del Retiro de Madrid

Monumento en honor a los caídos por España el 2 de mayo de 1808. Portal FuenterrebolloMonumento en honor a los caídos por España el 2 de mayo de 1808. Paseo del Prado (Madrid) -   Guerra Independencia 

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